4º Aniversario del asesinato de Eduardo Puelles

FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD, 21/06/13

Palabras de Josu Puelles en el aniversario del asesinato de su Hermano Eduardo

«Buenas tardes y de nuevo muchas gracias a todos los que un año más, y van cuatro, os habéis acercado hasta aquí para homenajear y recordar a Edu. Permitirnos unos minutos para trasladaros algunas palabras.

Cuatro años han pasado ya del asesinato de Edu  y apenas un mes desde que sus asesinos han sido juzgados. Estamos a la espera de la sentencia que todos nosotros esperamos sean unas condenas contundentes y en las se impongan las largas penas solicitadas, aunque lo que realmente esperamos y solicitamos  es que las mismas se cumplan íntegramente.

Somos conscientes de que dentro de la pena  que deliberadamente nos impusieron los asesinos de Edu, somos afortunados al poder recibir el tenue alivio que esperamos nos proporcione la sentencia, pues sabemos que 326 familias de otros 326 asesinados por el fanatismo ideológico nacionalista no lo  podrán recibir. Desde aquí todo nuestro afecto y recuerdo para todos ellos.

Margary Vos Savant, considerada una de las mujeres más inteligentes que ha dado la humanidad, decía que la diferencia entre un acto de justicia y un acto de venganza estribaba en que el primero cierra un capítulo mientras el segundo solo daba comienzo a uno nuevo. Las víctimas del terrorismo es lo que siempre hemos estado buscando, cerrar definitivamente, no sólo un capítulo, si no el libro entero. Por eso no nos cansamos de pedir justicia, por eso decidimos renunciar a la venganza, ni siquiera a solicitarla a terceros, porque sin justicia, solo hay impunidad, porque con impunidad, se favorece el olvido, con olvido no hay memoria y sin memoria no habrá un relato veraz de lo ocurrido que trasladar.

No solo se viola y coarta nuestro derecho a la reparación efectiva del daño y a nuestra recuperación y satisfacción psicológica, si no que agota toda nuestra fe en la condición de ciudadanos libres de un Estado Democrático de Derecho, un Estado que se fundamenta en unos valores superiores, expresamente consagrados en nuestra Constitución;  la libertad, la igualdad, el pluralismo político y sí, la justicia.

Asistimos como ciudadanos estupefactos al ímpetu que algunos partidos políticos   imprimen a sus quehaceres con el afán de otorgar crédito democrático a quienes han estado enfrentados con nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho. Que se empecinan demagógicamente en dar crédito democrático a los que ni han condenado, ni condenan, ni condenaran los asesinatos y demás medios utilizados por los terroristas, ni los fines políticos que pretenden conseguir.  A todos ellos nos permitirnos recordarles que el crédito no es algo que se pueda pedir u otorgar. El crédito, tanto si es económico como político, es algo que se posee y que por lo tanto se reconoce. Empeñarse en dar crédito democrático a quienes sólo han acumulado déficits y deudas políticas y sociales para con las víctimas del terrorismo y con nuestro Estado de Derecho, solo humilla a las primeras y pervierte y denigra los pilares en los que se sustenta la segunda.

Jugar a la equiparación de víctimas, a la equidistancia ética y moral entre los medios empleados por un Estado de Derecho y unos terroristas, al reparto de culpas y responsabilidades, solo nos conduce al relativismo moral, al todos somos culpables, al todos somos víctimas, al “todo lo dejamos así y aquí no ha pasado nada”, al olvido, a la paz de los amnésicos relativistas, capaces de rememorar y anatemizar, un día sí y otro también, cruentos agravios guerracivilistas de hace más de 70 años e incapaces de recordar y condenar si quiera, los asesinatos de ayer. En definitiva, sería la continuación de la quiebra de la convivencia, sería el inicio de la quiebra de los valores democráticos universales, en definitiva el inicio de un nuevo capítulo y no el final del mismo.

No nos confundirán ni la retórica utilizada de vacuos reconocimientos del daño y  solicitudes de perdón, ni alambicados funambulismos de ingeniería social que sólo propician y favorecen la humanización, dignidad y justificación del asesino,   como uróboros foros sociales y cuantitativistas planes de convivencia y paz proponen  para travestir la amnistía e impunidad de reinserción y reconciliación social, reduciendo la cualidad de la víctimas del terrorismo nacionalista a un mero saldo contable de debes y haberes de presuntas vulneraciones de derechos humanos, obviando la legitimación política con la que se han estado justificando esos asesinatos, máxime cuando nunca nadie, con un auténtico crédito democrático, ha justificado ni legitimado actuaciones al margen de la Ley, esto es, puramente delictivas.

Solo la exigencia irrenunciablemente democrática de la asunción de la culpa, la condena de los medios utilizados y de los fines políticos que pretenden conseguir, la colaboración con la justicia para el esclarecimiento de los asesinatos sin resolver y la aceptación de los valores de nuestro Estado de Derecho, consagrados Constitucionalmente, pueden servir para empezar a reconocer crédito democrático alguno para aquellos que impostados en atrición pretenden eludir su condenas y laminar su pasado sangriento.

Nos habrán podido asesinar, secuestrar, extorsionar, amenazar y deslocalizar pero jamás nos engañaran.

Muchas gracias.»

FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD, 21/06/13

Palabras de Josu Puelles en el aniversario del asesinato de su Hermano Eduardo