Pablo Martínez Zarracina-EL CORREO

‘Caso Koldo’ ·

  •  Es falso que las comisiones sean solo un espectáculo: no hay ni espectáculo

Entró ayer José Luis Ábalos en la sala Clara Campoamor del Senado tan derecho y confiado, tan despacio, tan juncal, tan pinturero, que la ausencia de un Premio Nacional de Tauromaquia para entregárselo de inmediato fue escandalosa. Qué paseíllo más bien hecho. Luego Ábalos se enfrentó a las preguntas de la comisión de investigación del ‘caso Koldo’. Y la segunda respuesta ya fue un alarde. El exministro iba sobrado, como si le bastase con el aplomo y la dicción para que los senadores (pasó varias veces) terminasen dándole a él explicaciones. Ni siquiera justificando que Koldo estaba en el consejo de Renfe enchufado, como su mujer estaba enchufada en el ministerio, se vio al exministro en apuros. Había en su lenguaje corporal algo que parecía a punto de llamar al camarero para pedir una cerveza y que les pongan a estos señores lo que gusten. Ábalos negó la existencia de las legendarias maletas de Delcy, esquivó cualquier implicación problemática, se mostró dolido por la retirada del carné del PSOE, sacudió un poco a Santos Cerdán y se recreó en el heroísmo de la Administración en lo peor del covid. Y los senadores mirando. A ese respecto en el PP han hecho algo curioso. Como en la sesión inicial con Koldo García el senador Santamaría estuvo mal, ahora le ayuda el senador Serrano y consiguen estar mal los dos, solo que Serrano lo está con más énfasis. Ayer se demostró que es falso que las comisiones parlamentarias no sirvan para nada y sean solo un show. No hay show. Con nuestra cultura parlamentaria bajo mínimos, sería mejor dejar que se ocupen los tribunales. Y ahorrarnos al menos la melancolía. Alfonso Gil es el portavoz socialista en la comisión que nos ocupa y ayer empleó la mayor parte de su tiempo en compartir «con la opinión pública» sus impresiones sobre la situación general de las cosas. «¿Le decepcionó a usted Koldo?», preguntó al fin implacable. «He tenido tantas decepciones últimamente», contestó Ábalos, jinete solitario, corazón roto, último soldado en la trinchera, «que parece que estoy coleccionando decepciones».

UPV

Currículo astrológico

La Astrología Psicológica es un lenguaje simbólico (o algo así) que permite descubrir identidades, necesidades y talentos a través de la carta astral. La Astrología Psicológica es, por lo tanto, una mentira. Y esto no lo digo yo por soberbia intelectual o mala idea. Lo digo porque soy escorpio. Además de un timo pomposo, la Astrología Psicológica es algo que debería estar lo más lejos posible de la universidad, que es en principio el lugar donde se estudia seriamente lo que sucede tanto en el sistema solar como en las cabezas terrícolas. Por eso acierta la UPV al cancelar un curso sobre la materia que se les había colado en la programación. La universidad aclara que ellos no tienen que ver con la cosa psicoastrológica. Solo le cedían una sala a los organizadores: un colectivo docente especializado al parecer en pedagogía. Sorprende que el escándalo no continúe por ahí: tenemos docentes de sensibilidad pedagógica, o sea, enseñantes dispuestos a determinar cómo enseñar, que parecen creer que lo que falta en las aulas vascas son cartas astrales. Igual lo que falta son órdenes de alejamiento. No me lo tomen los astropedagogos por el lado personal. Escorpio con ascendente escorpio. El cosmos me hizo así.