Acertado, pero tardío

EL MUNDO – 20/06/15 – VICTORIA PREGO

· Parece, pues, que los dirigentes populares se van a poner las pilas porque se han hecho conscientes ahora –¡ahora!– de que han prácticamente desaparecido en dos comunidades tan decisivas en la vida política española como Cataluña y el País Vasco. Y que, fruto de esa constatación que es una evidencia clamorosa desde hace ya años, han decidido colocar en puestos relevantes de la cúpula del partido a dos personas que tendrían encargada la tarea de acometer la recuperación de esas dos plazas.

Eso quiere decir dos cosas. Una, que el cargo recién estrenado no es más que una plataforma, o un trampolín, para otros destinos, quizá no tan lucidos pero sí más necesarios. Y dos, que con esta decisión se pone de relieve la dramática lentitud de reacción de la dirección del PP que parece no haber salido hasta ahora, y empujada por el desastre que han supuesto para ese partido las elecciones municipales y autonómicas, de la parálisis que le acometió cuando sus siglas alcanzaron el poder en 2011.

Si en muchas ocasiones hemos dicho que el Partido Socialista no será capaz de ganar unas elecciones generales sin haber obtenido un amplio respaldo de votos procedentes de Cataluña, la realidad del Partido Popular resulta aún más dramática porque a su constatada falta de apoyos en la comunidad catalana hay que sumar la debacle que el partido ha sufrido también en Euskadi.

Pero ésa no es una certeza que se haya instalado de improviso a los despachos de la calle Génova, es una certeza que tiene ya larga vida y ante la que no se ha movido un dedo. Alicia Sánchez-Camacho y Arantza Quiroga, por razones de muy distinta índole, no han logrado mantener la fidelidad de los votantes, nunca muchos pero sí muchos más que los que el 24M les dieron su apoyo a las siglas del PP. Y ahora, ante la perspectiva de las elecciones generales, la mirada que se posa en ambas comunidades no contempla más que un páramo.

Está cantado que en Cataluña el PP se va a ver arrasado por la ola creciente de Ciudadanos, que se va a tragar los restos de lo poco que quede del partido liderado allí por Alicia Sánchez-Camacho. Y que en el País Vasco, las ruinas del partido, que en otro tiempo aspiró, con motivo, a compartir puestos de gobierno con el PSE, van a repartirse entre el Partido Socialista y el PNV.

La designación de Levy y Maroto es por eso un plan que busca recuperar un hálito de vida para el partido durante los cuatro años de la legislatura que viene. Es una decisión acertada pero dramáticamente tardía que no evitará las pésimas consecuencias electorales del descuido culpable cometido por la dirección.

EL MUNDO – 20/06/15 – VICTORIA PREGO