¿Adelanto o retraso?

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 16/01/15

· Mas ha ganado una prórroga. Cataluña ha perdido otro año. El año precisamente que iba a volver a ser lo que le habían contado que era hacía tres siglos, y no lo era.

Al final, habrá también elecciones autonómicas este año en Cataluña. Pero ni tan anticipadas como quería Junqueras ni tan plebiscitarias como proclamaba Mas. El 27 de septiembre y sin lista única. Cada uno con la suya, es decir, a cara de perro. El único acuerdo alcanzado por los dos líderes soberanistas es que lo harán bajo una «hoja de ruta común», que más bien parece una hoja de parra para esconder vergüenzas. Pues ¿qué significa una ruta común? Ni más ni menos que competirán bajo la bandera independentista.

Pero eso ya lo sabíamos y no hacía falta decirlo. Lo que no nos dicen es que va a ser una batalla reñida entre sus formaciones, y a muerte entre ellos dos. No hace falta más que observar el «lenguaje corporal» de ambos cuando están juntos para darse cuenta de que no se tragan. Lo que han alcanzado es un pacto de mínimos, porque, en otro caso, sus seguidores los habrían licenciado. E incluso con acuerdo puede que lo hagan. Son las terceras elecciones que Mas convoca en cinco años, perdiendo votos en cada una. De seguir por este camino, mucho indica que dejará de ser el

cap de Cataluña. En cuanto a Junqueras, la popularidad que alcanzó a mediados del pasado año ha ido desinflándose y su manejo de la actual crisis no ha sido precisamente un modelo de estrategia ni de inspiración. Lo único que ha traído el gobierno en la sombra que venía ejerciendo con Mas es una Cataluña sin presupuestos, sin resultados, sin propuestas y más dividida que nunca. Eso sí, palabras, muchas, pero eran siempre las mismas, como las de un disco rayado.

Ahora que los catalanes ya no pueden echar las culpas de todos sus males a España y su consulta-trampa ha sido un medio éxito, un medio fracaso, noto en su prensa un desánimo, una amargura, una irritación mal reprimida hacia su política y sus gobernantes, bastante parecida a la que reina al otro lado del Ebro, aunque allí no se reprimen. Con el caso Pujol como puntilla. Todo lo que Cataluña representaba –seriedad, eficacia, cordura– ha saltado por los aires ante el misterioso testamento del abuelo, los espesos silencios del patriarca, las cuentas andorranas de la madre, los intrincados negocios de los hijos y la absoluta opacidad de todo ello.

Con este escenario, convocar elecciones el 27 de septiembre es como convocarlas el día del Juicio Final. ¿Cómo estará Cataluña el 27 de septiembre? Echen la vista atrás, comprueben las diferencias con mayo pasado y se darán cuenta de lo que puede cambiar. Mas ha ganado una prórroga. Cataluña ha perdido otro año. El año precisamente que iba a volver a ser lo que le habían contado que era hacía tres siglos, y no lo era. Ni lo es. Es una parte tan confusa y con tan malos políticos como el resto de España.

El nacionalismo gasta estas bromas.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 16/01/15