Resultó que el mismo viernes en que el juez Peinado había citado a declarar a Begoña Gomez, Pedro Sánchez montó en su Falcon para acercarse a Stuttgart a ver el partido España-Alemania de los cuartos de final. Es de suponer que Begoña se lo reprochará con una canción que cantaba Rita Pavone cuando yo era niño: “¿Por qué, por qué? Los domingos por el futbol me abandonas. No te importa que me quede en casa sola. No te importa. ¿Por qué? ¿Por qué? No me llevas al partido alguna vez”. Quien dice los domingos dice el viernes por la tarde, pero no era propio de un galán enamorado dejar a su mujer en casa con el susto todavía en el cuerpo y él cambiando risas y selfies con el canciller Scholz para celebrar el pase a semifinales de los nuestros.

Desde el comienzo de su investigación por el titular del número 41 de Madrid, no ha pasado un día sin que el caso de Bego Pillafondos (ella lo escribía en inglés, ‘Fundraiser’) se haya enriquecido  con algún detalle nuevo. El rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache, aportó uno muy relevante: un día recibió una llamada de la asistente de Begoña, Cristina Álvarez Rodríguez, convocándolo a una reunión con su seño en Moncloa.  Allá que se fue nuestro héroe para tratar de la cátedra que tres meses más tarde iba a tener la mujer del presidente en la citada Universidad.  De las 50 cátedras extraordinarias que hay en la Complutense solo hay una que no está ocupada por una persona que no es miembro de la Universidad ni posee titulación universitaria, pero quién podría negarle su carácter extraordinario si resulta que es la mujer del ‘presi’.

Dicen las voces autorizadas en nombre de Begoña que ella no ha sido contratada por su titulación, sino por su experiencia profesional. Vayamos al caso. ¿Querrán decir que la mujer del presidente era una consumada ‘fundraiser’ antes de aquel 1 de junio de 2018 en que su marido desalojó a Rajoy e instaló el colchón matrimonial en el dormitorio principal de La Moncloa? El juez haría bien en cotejar sus cifras de antes con las de después, pero mucho me temo que las de después ganarán por goleada. Otras cuestiones a tener en cuenta son que el rector de la Universidad haya ido a reunirse  con su interlocutora en la sede de la Presidencia del Gobierno, que fuera convocado por una asistente de la mujer del presidente, ascendida a directora general con el doble de sueldo que sus antecesoras y cuyo cometido era atender los negocios privados de Begoña Gómez desde su cargo público.

La del fútbol no es la única espantada de Pedro Sánchez. El pasado 22 de mayo, dijo en la tribuna del Congreso: “si me piden llamar (sic) mi comparecencia y la de mi esposa al Senado, estaremos encantados de comparecer”. Sin embargo, la llamada a comparecer ante un juez ha motivado considerables alharacas y protestas por la ‘indefensión’ de la catedrática, para más señas, la hija de Sabiniano. Hizo bien el juez Peinado al darle una nueva cita, no es cosa de dar pretextos a Conde-Pumpido, (como si los necesitara) aunque no es cierto que desconocieran la querella de Hazte oír, tal como protesta el abogado Camacho. El marido de Bego acusó en su intervención citada (22 de mayo) a “dos organizaciones ultraderechistas, Manos Limpias y Hazte oír” de las acusaciones a su mujer.

Finalmente hay que recordar la información que este diario ofrecía el miércoles pasado en el informe de la interventora de la Complutense, María Elvira Gutiérrez-Vierna que denunciaba la contratación irregular de la catedrática, saltándose los procedimientos y de forma verbal. No hay quién dé más.