Amaiur y Podemos, peligrosa alianza

ABC 09/12/14
EDITORIAL

· Un acercamiento entre fuerzas proetarras y Podemos debe mover a la reflexión a los sectores de la izquierda que buscan una alianza supuestamente «progresista» contra el adversario común

ABC informa hoy sobre la estrategia del colectivo de presos de ETA para apoyar a Podemos en las próximas convocatorias electorales. Se trata de convertir a Amaiur en soporte electoral del movimiento que dirige Pablo Iglesias, al que consideran lógicamente receptivo en los temas que importan al brazo pseudopolítico de los terroristas: la autodeterminación del País Vasco y medidas favorables a los reclusos de la banda. Los antecedentes invitan a pensar que esta maniobra táctica encontrará buena recepción en el seno de Podemos. Hace ya tiempo que se conocen declaraciones de apoyo y comprensión al entorno proetarra por parte de Juan Carlos Monedero y del propio Iglesias. Los «antisistema» se reconocen fácilmente unos a otros. Hace años, en unas elecciones europeas con circunscripción nacional única, Batasuna pedía el voto a los radicales de toda España asegurando que sería «lo que más les duele» a los defensores del sistema constitucional. Se trata, en definitiva, de apelar a la vieja propaganda revolucionaria, aunque esté desprestigiada por la historia y sea contraria al más elemental sentido común.

Podemos empieza a sufrir un notable desgaste ante la opinión pública por la falta de solidez de su programa y por la nula ejemplaridad de sus responsables en el cumplimiento de sus obligaciones en la Universidad. Hasta ahora se ha beneficiado de un discurso ambiguo, propio de los populistas que ofrecen falsas soluciones para problemas complejos. Sin embargo, la demagogia tiene sus límites en cuanto se pone en contraste con la realidad. ETA ha causado un daño irreparable. La «comprensión» hacia sus fines y sus medios resulta inaceptable para una inmensa mayoría social.

Podemos debería ofrecer de inmediato una explicación pública sobre sus eventuales relaciones con las diferentes marcas proetarras, pero sobre todo tendría que condenar de forma inequívoca la violencia terrorista. De momento, se ha limitado a unos tibios desmentidos que más bien refuerzan la sospecha. Una vez más, la estrategia de la banda terrorista consiste en buscar fórmulas para ocultar su condición. Un populismo de extrema izquierda, con notorias simpatías hacia el chavismo, es un aliado perfecto. La posibilidad de un acercamiento entre Amaiur y Podemos debe mover a la reflexión a los sectores de la izquierda que buscan una alianza supuestamente «progresista» contra el adversario común. También es un buen motivo para que gente de buena fe, movida por su lógica repulsa a la corrupción y a los excesos partitocráticos, sea consciente de que hay opciones intolerables desde el punto de vista democrático.