Bildu impone el euskera en Zarauz y liquida el español

ABC 19/04/14

· Exige a los trabajadores que solo se expresen en vasco para dar buena imagen.

· El Ayuntamiento tiene un «censo» de ciudadanos que desean recibir los documentos en castellano.

«Se hace saber por orden del señor alcalde…». Los ayuntamientos de Bildu han rescatado el tradicional bando para imponer el euskera como lengua oficial y arrinconar a los castellano parlantes como seres proscritos. Lo han hecho, al menos, en una veintena de municipios, pero utilizan Zarauz como laboratorio aventajado para extirpar de las tierras vascas el idioma de Cervantes, de tal forma que en la villa costera, ni San Pablo hubiera podido predicar, ni Rafael Moneo construir un palacio de congresos.

En Zarauz, se ha hecho saber, por orden del señor alcalde Illarramendi, que los vecinos deben hablar, pensar, opinar, negociar… en euskera. Sí o sí, porque en caso contrario el ciudadano rebelde queda condenado a la marginación y figura en una lista negra. La medida se suma a otros abusos bildutarras, como el incremento de un 150 por ciento del IBI a los propietarios de una segunda vivienda en esta localidad guipuzcoana para forzar el «destierro» de los «foráneos».

La ordenanza municipal que maneja Bildu tiene como objetivo que el Ayuntamiento de esta localidad guipuzcoana funcione íntegramente en euskera. En este idioma se redactan los impresos internos, los rótulos indicadores de las oficinas. Incluso los ordenadores, impresoras, máquinas de escribir están adaptados para su funcionamiento en vascuence. «El caso es que el euskera, además de lengua de servicio, es la lengua de trabajo en el Ayuntamiento y sus organismos dependientes». Es tal el delirio de Bildu, que utiliza a los funcionarios como agentes móviles de propaganda nacionalista. Y lo reconoce sin rubor: «El euskera será la lengua que se escuche en el lugar de trabajo. Es muy importante que los trabajadores y trabajadoras hablen entre sí en euskera dentro del horario de trabajo, ya que el idioma que se deja oír en el lugar de trabajo también es imagen del Ayuntamiento». Es decir, para los bildutarras, expresarse en la lengua de Cervantes «da mala imagen». Severo Ochoa y Ramón y Cajal nunca habrían podido trabajar en el ambulatorio de Zarauz, ni Ortega y Gasset ejercer como maestro en su escuela municipal.

También en el contestador

Y para imponer el euskera como modo de vida, saltándose la Ley, arrincona al castellano: «El objetivo lingüístico prioritario de este Ayuntamiento es convertir el euskera lengua de la administración y lengua para las relaciones sociales, sin tener que hacer uso del castellano; y, consecuentemente, que todos los órganos de gobierno, unidades administratrivas y personal tengan capacidad para producir en euskera las comunicaciones verbales y escritas, tanto las ordinarias como las técnicas».

Así las cosas, también se impone el euskera como lengua exclusiva en los criterios que deben regir para la adjudicación de proyectos. Es decir, se exige capacitación lingüística de vascuence al personal de la empresa contratista, también en caso de subrogación. Tal es así que deberán usar el euskera en su relación con los ciudadanos, incluyendo conversaciones telefónicasa, e incluso en los mensajes que se dejen en el contestador.

¿Supone que el ayuntamiento se reserva intervenir las conversaciones para cerciorarse de que la empresa adjudicataria de unas obras cumplen el requisito? Asimismo, si se lanza un mensaje mediante servicio de megafonía, habrá de hacerse en esta lengua. Si el regidor Illarramendi quiere impulsar desde el ayuntamiento la construcción de un museo naval, un aquarium, un palacio de congresos… nunca podría contratar, por ejemplo, al arquitecto Moneo. Y si quiere levantar en el pueblo un frontón, se lo deberá adjudicar al «ilustre» Garikoitz Txintxurreta.

Los documentos dirigidos a los ciudadanos son exclusivamente en euskera, de tal forma que el que desee recibirlos en castellano deberá solicitarlo expresamente. Para ello, el Ayuntamiento ha elaborado un «censo» de castellanoparlantes, esto es, una «lista negra».

Aquellas asociaciones culturales o de tipo social que aspiren a tener una subvención del Consistorio bildutarra de Zarauz saben que, para todos sus proyectos, deberán hacer uso exclusivo de la lengua de Sabino Arana e ignorar la de Cervantes.

ABC 19/04/14