Bildu, una criatura de ETA-Batasuna

Si los jueces dan la razón a la Abogacía y la Fiscalía, EA no podría concurrir a las elecciones: intentando blanquear a ETA, ha acabado contaminado por ésta. La impugnación de todas las listas de Bildu rebajará la tensión política entre los firmantes del Pacto Antiterrorista, que había subido de forma bastante artificial.

LA ABOGACÍA del Estado y la Fiscalía General impugnarán ante el Tribunal Supremo todas las candidaturas de Bildu, así como una treintena de agrupaciones de electores, por considerar que son fruto de una estrategia de ETA y están contaminadas con miembros de la ilegalizada Batasuna. Con esta decisión, debería zanjarse el debate jurídico -un tanto ontológico- acerca de si era o no posible con arreglo a la Ley de Partidos solicitar la ilegalización de Bildu, de la que forman parte Eusko Alkartasuna, Alternatiba -una escisión de IU-EB- y los llamados abertzales independientes, vinculados a las ilegalizadas Batasuna y Sortu. La dirección del PP había solicitado al Gobierno que instara la ilegalización de Bildu, aunque existen discrepancias sobre la viabilidad de este recurso, ya que una gran parte de los juristas consideran que la Ley de Partidos sólo permite ilegalizar formaciones políticas, no coaliciones electorales.

Sea como fuere, el Gobierno ha sido fiel al pacto alcanzado con el PP para impugnar todas las listas de Bildu, sin excepción y evitar así lo sucedido con ANV en 2007, cuando 120 de sus candidaturas pudieron concurrir a las municipales en el País Vasco y Navarra al no haber sido recurridas por la Abogacía del Estado. La vía libre a estas listas fue interpretada entonces como un gesto del Gobierno hacia ETA dentro de aquel fracasado «proceso de paz» de Zapatero. A expensas de conocer los fundamentos del contenido de los recursos, tanto Rubalcaba como el ministro de Justicia adelantaron ayer que los informes policiales que obran en poder del Gobierno contienen suficientes evidencias para concluir que Bildu, como «alianza independentista» de la que se excluye al PNV, es una creación de ETA y de Batasuna.

El documento que hoy publicamos deja poco espacio para la duda. Se trata de una conversación de Otegi con su mujer, reproducida en uno de los informes realizados por la Guardia Civil. El líder de Batasuna, que sigue en la cárcel por pertenencia a organización terrorista, se jacta de tener controlada la candidatura de Bildu en Elgoibar (Guipúzcoa), su pueblo natal. Otegi es muy expresivo -«¡Hostia, a triunfar!»- a la hora de opinar sobre los miembros de la lista y se muestra seguro de que podrán conseguir la Alcaldía. Aunque se refiera a una lista concreta, determinadas expresiones como «los nuestros», «la charlotada» en referencia a la coalición con EA y las ironías sobre su abogada, Jone Goirizelaia, indican que Otegi está hablando de la operación Bildu en su conjunto. El macabro detalle de bromear sobre un futuro chupinazo lanzado «con mando a distancia» por Sebas, probablemente Sebastián Etxaniz, un etarra encarcelado por 14 asesinatos, pone en evidencia que el montaje de Bildu acaba desembocando en la banda criminal. Las ironías de Otegi dejan en un pésimo lugar a EA, la formación fundada por Carlos Garaikoetxea como alternativa nacionalista al PNV, está haciendo, en efecto, el triste papel de vientre de alquiler para que los proetarras puedan regresar a las instituciones vascas.

Si la Sala del 61 del Tribunal Supremo falla a favor de las demandas de la Abogacía del Estado y de la Fiscalía General -y posteriormente la decisión es ratificada por el Constitucional- EA no podría concurrir a las elecciones del 22-M e incluso no cabe descartar una hipotética futura ilegalización de un partido democrático que, intentando blanquear a ETA, ha acabado contaminado por la banda. La impugnación de todas las listas de Bildu, calificada por la dirección del PP como una «buena noticia» -en efecto, lo es-, rebajará sin duda la tensión política entre los dos firmantes del Pacto Antiterrorista que había ido subiendo de decilebios, bien es verdad que de forma bastante artificial.

Editorial en EL MUNDO, 27/4/2011