Como la luz atraviesa el cristal

VICTORIA PREGO, EL MUNDO – 29/01/15

· No le convenía nada a Jordi Pujol mantener la versión que dio en julio pasado de la fortuna oculta que sacaba en ese momento a la luz. Y no le convenía porque al decir que había recibido una herencia de su padre, eso le vinculaba irremediablemente con los millones de euros de los que ahora se quiere apartar en términos tan increíbles que llegan a resultar grotescos.

Por eso tuvo tanto interés en dejar sentado ante la juez que no se trataba de una herencia sino de un legado, con lo cual cambiaba la naturaleza de lo recibido por su padre, de modo que en esta segunda versión de lo sucedido, don Florenci habría podido destinar los 140 millones de pesetas a su nuera y a sus nietos, apartando así de su hijo el cáliz del origen ilícito del dinero, que pasó de una manos a otras y atravesó a Pujol como la luz atraviesa el cristal, sin romperlo ni mancharlo.

Está bien construida la estratagema pero luego hay que creérsela, y eso ya no es tan fácil. Porque, por si fuera poco que el padre hubiera tenido tal visión del futuro –que para sí la quisiera el más afamado pitoniso– que le aconsejara dar el salto triple de dejar el dinero oculto y a salvo en el extranjero y además haber tenido la precaución de pasar por encima de la cabeza del hijo para depositarlo en las manos de su nuera y de sus nietos para no contaminar a Jordi, resulta que el previsor don Florenci también se encargó antes de morir de designar a quien debía administrar esa fortuna sin dar cuentas al heredero y, a lo que parece, a ningún miembro de la familia. Un lince, el patriarca, oiga.

Y así es como nos encontramos al que un día fue Molt Honorable diciendo que él nunca ha sabido nada de ese legado –ojo, legado, no herencia, insiste Pujol ante la juez– y que en todos estos años no ha tenido ni la menor idea de cómo iba engordando aquello hasta alcanzar las cifras astronómicas que ahora conocemos.

La cosa tiene el mismo aire de vergonzante componenda que la que ofrecen todos los que en estos días se atreven a decir que sí, que ellos ya habían oído que bajo la presidencia de Jordi Pujol se practicó la corrupción a mansalva a base de comisiones del 3 o del 5% por cada adjudicación de una obra. Porque las excusas para justificar que no hayan denunciado nunca esas prácticas son tan insostenibles como la versión de Pujol sobre su desconocimiento de la supuesta herencia, o del supuesto legado, de su padre. Todos ellos están intentando hacer un cortafuegos para salvarse de un incendio que amenaza con arrasar tres décadas de gobiernos nacionalistas y que ya ha carbonizado y dejado para el arrastre ese relato de épica patriótica con que se han querido adornar todos estos años los participantes en la organización para delinquir en la que convirtieron a la Generalitat de Cataluña.

VICTORIA PREGO, EL MUNDO – 29/01/15