Pedro Chacón-El Correo

Más allá de hacer un estudio pormenorizado de cada uno de los integrantes del nuevo Gobierno vasco, en cuanto a capacidades, adecuación al cargo, generación política, paridad de géneros y, por supuesto, procedencia partidaria (estamos hablando de un gobierno de coalición PNV-PSE), se podría hacer una primera lectura en clave simbólica de este nuevo Gobierno vasco con el sello de Imanol Pradales Gil.

Porque entre Mikel Torres e Imanol Pradales, por ejemplo, hay muy pocas diferencias, por origen geográfico (la margen izquierda de la ría de Bilbao), por idiosincrasia social, aunque no así por cultura política, claro. Pero podríamos decir que, de alguna manera, son dos vidas paralelas que representan buena parte de la historia política y social de este país. También José Ignacio Pérez, de una generación anterior a la del lehendakari, representa algo muy parecido en cuanto a personalidad vital, solo que en el ámbito de la universidad.

Y así con otros consejeros, tanto hombres como mujeres, se ve un perfil muy similar al del nuevo lehendakari. Lo cual es lógico, porque, casi sin pensar, alguien que tiene que formar gobierno necesita buscar gente con la que sintonizar y poder trabajar a gusto. Lo normal en estos casos.

Pero, aparte de estas similitudes en el plano simbólico, el nuevo lehendakari se tiene que haber fijado sobre todo en las trayectorias profesionales de cada uno de sus consejeros y en su adecuación al cargo. Por eso se podría decir que aquí estaríamos en dos planos diferenciados, pero de algún modo convergentes: el plano simbólico, afectivo, de sintonía vital y generacional; y el plano competencial, profesional, técnico, en el que hay que buscar la persona más preparada y eso nunca resulta sencillo.

¿Qué prima más en política? Siempre se ha dicho que el plano personal, porque, al fin y al cabo, los candidatos elegidos se rodean luego de asesores que cubren sus carencias técnicas y que les dan la seguridad en la materia de su competencia.

Hay otra parte de este Gobierno, sin embargo, que tiene más que ver con políticas estrictamente intrapartidarias. Singularmente, el de su vicelehendakari primera, Ibone Bengoetxea, sería el más señalado. Con la que el ahora lehendakari ha compartido gobierno en la Diputación foral de Bizkaia. Bengoetxea salió antes de tiempo, en condiciones que nunca se aclaran en estos casos. Lo cual da pie a entender que aquí hay una rendición de cuentas anteriores o un pacto entre compañeros de partido, que será casi imposible de conocer para los que lo observamos de fuera. O el caso de Bingen Zupiria, uno de los pocos que repiten del gobierno anterior, pero en una cartera diametralmente opuesta, lo cual deja a entender a las claras que estamos hablando de un nombramiento de partido. Ya se irá viendo la evolución del resto. De momento, buena suerte para todos (la van a necesitar).