Iñaki Ezkerra-El Correo

  • Rufián ha descubierto algo tan trascendente como la sopa de ajo: la identidad de Junts

En la sesión de control al Gobierno del pasado miércoles, Gabriel Rufián hizo un gran descubrimiento: que Junts es de derechas. No deseo quitarle méritos a Rufián. No me duelen prendas en reconocer que su descubrimiento es tan irrebatible y trascendente para la marcha de la Humanidad como el de la sopa de ajo. Solo añadiría una ligera observación: antes del miércoles, la sopa de ajo ya estaba descubierta. Rufián actuó bien al dirigirse a Sánchez para hacerle partícipe de esa importante revelación porque es Sánchez el que tiene la cabeza algo confusa cuando llama progresista a un Gobierno que nació con el apoyo de la derecha vasca y catalana, a la vez que convertía la palabra ‘derecha’ en una grave acusación (lo peor que se le podía decir a alguien) solo aplicable a quien se oponía a Sánchez. Lo improcedente de esa adjudicación de la etiqueta de derechista a Junts es que es una adjudicación sanchista. No se basa en la filiación ideológica del partido de Puigdemont, sino en que se ha opuesto a la proposición de ley de Sánchez sobre los alquileres. Lo novedoso de Rufián es que ha aplicado la lógica sanchista a un socio del propio bloque de Sánchez, lo cual es inédito y convierte la condición derechista en circunstancial y mutante; en una especie de gordo de la lotería o de nariz postiza de Nochevieja, en un accesorio de quita y pon. Con Rufián ha quedado atrás (¿superado?) ese esencialismo ideológico que hasta ahora hacía de la filiación política una cuestión identitaria. Estamos ante la derecha ‘fake’, la derecha portátil, la derecha peluquín, la derecha volante.

En su intervención parlamentaria, Rufián saltó de la lógica sanchista a la ilógica matemática: «Un fantasma recorre el Congreso, el de la derecha y la ultraderecha». Se entiende que la derecha y la ultraderecha serían dos fantasmas, no uno. ¿Es que Rufián no sabe sumar o es que en su cabeza ambas son la misma? Tal confusión sería poco democrática. Homologaría a los ‘tories’ con los nazis y a la América liberal con la Italia fascista a la que la primera venció en la II Guerra Mundial. A ver, Rufián, no es lo mismo la derecha que la ultraderecha, aunque a ti te parezcan la misma cosa. Puestos a ser rigurosos, la ultraderecha es la que tradicionalmente ha sumado al ingrediente nacionalista el socialista, el sindicalista y el etnicista. De esas mezclas nacieron el nacional-socialismo hitleriano, el nacional-sindicalismo ‘jonsiano’ y todo el magma racista de los Arana, los Arzalluz, los Prat de la Riba, los Pujol, las Orriols, los Heribert Barrera…

Tras las generales del 23-J, Sánchez dijo: «Somos más». Ahora Rufián le ha descubierto que Junts es de derechas y ha abierto un interrogante: «Vale, bien, somos más, ¿pero quiénes somos?».