Derrotar a ETA, no negociar

La moribunda ETA y sus seguidores, muchos de ellos en prisión, están tratando de evitar la inevitable derrota recurriendo a tretas, como el anuncio de otra tregua o pidiendo negociaciones. Sin embargo, nada que no sea la rendición total será suficiente para cumplir con lo que el pueblo español pide.

La organización terrorista vasca sigue siendo estos días una enorme fuente de sufrimiento para mis compatriotas. Ajena a los profundos cambios democráticos que experimentó España después de la muerte de Franco en 1975, lo que trajo a España y sus regiones, incluidas las provincias vascas, una libertad y un autogobierno sin precedentes, la organización terrorista vasca continuó con la política de la violencia.

Inspirada en los mitos y falsedades de las teorías neoéticas radicales, ETA ha tratado de doblegar la libertad de vascos y españoles con el confesado objetivo de convertir las regiones vascas de España y Francia en un refugio totalitario de pureza racial.

En la lucha contra ETA el pueblo español ha mostrado una considerable capacidad de resistencia y fortaleza. Es nuestra convicción que nada justifica el terrorismo; que la negociación política no debería celebrarse para calmar criminales; que la vulneración de la ley no debería dejarse impune y que la laz y la libertad son el centro de nuestras creencias.

El Gobierno español actual, a pesar de serios errores en un pasado reciente, ha adoptado esta actitud predominante en la sociedad española así como la firmeza de las políticas antiterroristas de los gobierno españoles anteriores.

Tras la entrevista del Journal con el encarcelado responsable del ala política de ETA, Arnaldo Otegi, que fue citado en los nuevos análisis del 29 de diciembre, el Ministro español de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, acertadamente recuerda a Otegui que el único mensaje que a los españoles les gustaría oir de él y de sus secuaces es el que sustituye ETA por FIN (“El final” en español).

La ahora moribunda ETA y sus seguidores, muchos de ellos precisamente en prisión como el mismo Otegi, están tratando de evitar la inevitable derrota recurriendo a tretas, como el anuncio de otra tregua o pidiendo negociaciones. Sin embargo, nada que no sea la rendición total será suficiente para cumplir con lo que el pueblo español pide para restablecer la paz y la dignidad nacional.

Estoy seguro de que para este final podemos contar con la solidaridad de aquellos países del mundo que creen en la libertad basada en la justicia, en particular, como siempre ha sido el caso, con los Estados Unidos de América.

(Javier Rupérez es cónsul General de España. Antiguo embajador español en Washington y director ejecutivo del Comité Antiterrorista del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York, fue secuestrado por los terroristas de ETA en 1979 y retenido por un grupo encabezado por Arnaldo Otegi)

Javier Rupérez, THE WALL STREET JOURNAL, 29/12/2010