Desamparados

Hasta este curso, la aplicación de la norma de exención de euskera se obtenía de manera automática, cuando se procedía de otro centro donde no se hubiera cursado la lengua vasca y su literatura. Nadie nos advirtió, ni a la hora de formalizar la matrícula, ni al comenzar el curso, de una modificación del régimen de exenciones vigente.

Nuestras hijas e hijos se han incorporado por primera vez este curso, 2008-2009, al sistema vasco de enseñanza y están cursando 1º de Bachillerato. Unos proceden de centros docentes extranjeros homologados en el País Vasco, como el liceo francés, el colegio alemán, el colegio americano o el inglés. Todas las grandes metrópolis tienen afortunadamente centros docentes extranjeros, y ello es un síntoma de desarrollo e intercambio cultural positivo a todos los niveles. Gracias a la existencia de estos centros pueden instalarse en el País Vasco familias procedentes del extranjero. Estos centros están sujetos a una normativa específica (Real Decreto 806/1993 y Orden de 17 de Octubre de 1997 del consejero de Educación del País Vasco) de manera que no están obligados a impartir la lengua de la comunidad autónoma en la que se ubican. Por lo tanto, este colectivo no ha recibido nunca clases de euskera, y además no ha tenido que solicitar en ningún momento la exención de la asignatura. Otro grupo de alumnos afectados proceden, por ejemplo, de Castro Urdiales, donde la influencia y cercanía metropolitana de Bilbao resulta evidente, y desean acudir a la variedad de ofertas en modelos y asignaturas de Bachillerato, que no poseen en su municipio. Y existe también un alumnado procedente de otras comunidades o, incluso, del extranjero. Todos ellos se incorporan este año, por primera vez, al sistema vasco de enseñanza.

Hasta este curso, la aplicación de la norma de exención de euskera se obtenía de manera automática, cuando se procedía de otro centro donde no se hubiera cursado la lengua vasca y su literatura. Nadie nos advirtió, ni a la hora de formalizar la matrícula, ni al comenzar el curso, de una modificación del régimen de exenciones vigente.

El viceconsejero de Educación publicó una resolución sobre las condiciones de exención el 22 de septiembre de 2008, es decir, con el curso iniciado. En ella se establece que se concederá la exención de la Lengua Vasca y Literatura si está previsto que la escolarización en el sistema educativo vasco no sobrepase un curso de duración. La citada resolución señala que, en los demás casos, el centro deberá diseñar un plan de trabajo individual para el alumnado por un periodo máximo de dos años escolares desde su incorporación, y será evaluado conforme a los criterios establecidos en dicho plan.

Desde finales de diciembre, de manera escalonada, estamos recibiendo la denegación de nuestra solicitud de exención de euskera. Algunos afectados ni siquiera la han recibido aún. Los respectivos centros, que carecen de medios humanos y de recursos económicos, están afrontando el problema planteado por Educación como pueden y como mejor les parece, pero siempre de forma dispar, arbitraria. En algunos centros, el alumnado trabaja, de manera autónoma, libros de ejercicios de autoevaluación, fascículos de autoaprendizaje, etcétera. Otros centros no han comenzado aún ninguna actividad, porque no les ha dado tiempo de reaccionar, y posiblemente no saben cómo abordar el problema. Estos chicos y chicas no pueden, lógicamente, integrarse con el resto de los alumnos que, al menos, han cursado más de 1.300 horas de euskera durante su vida académica.

El Departamento de Educación del Gobierno vasco argumenta que este decreto beneficia a nuestras hijas e hijos. ¿Cómo es posible entonces que sólo se aplique a los que se incorporan por primera vez al sistema vasco este curso? ¿Por qué todos aquellos estudiantes que se incorporaron con anterioridad, paradójicamente, sí han obtenido la exención solicitada? ¿Por qué el Gobierno vasco consiente que haya, en un mismo curso, alumnos exentos de euskera y otros que no la tienen, habiéndola solicitado? Se produce de manera evidente una situación manifiestamente arbitraria y de desigualdad entre el alumnado incorporado al sistema vasco con anterioridad a este año y el de nueva incorporación, como el escolarizado en centros homologados extranjeros, que no necesitaba solicitar la exención porque la tenía de facto. La discriminación que surge de la aplicación de esta norma por parte del Gobierno vasco atenta contra el más elemental principio de igualdad que tanto se reivindica para los ciudadanos de Euskadi. ¡Pocos alumnos nuevos se incorporarán a partir de ahora al sistema vasco ante tal despropósito!

Nosotros no objetamos que nuestros hijos inicien el aprendizaje de la lengua vasca. Lo que realmente no estamos dispuestos a tolerar es que el Departamento de Educación esté imponiendo un modelo de imposible cumplimiento, que únicamente potencia una manifiesta discriminación por razones educativas y lingüísticas. Porque la Consejería no ha ofrecido a los centros los medios humanos y los recursos económicos necesarios para implantar un plan de trabajo individualizado, no existe ni un profesor de refuerzo ni un tutor personalizado, no están definidos las directrices ni los niveles necesarios a alcanzar, y, sobre todo, no se ha previsto la imposibilidad de superar una Prueba de Acceso a la Universidad, por parte de un alumnado que, de manera autónoma, se ha iniciado en una asignatura que ofrece un alto grado de dificultad. Porque ¿qué ocurrirá el próximo año con la Prueba de Acceso a la Universidad? Finalizado el curso 2009-2010, nuestros hijos e hijas tendrán que afrontar un examen de Lengua Vasca y su Literatura, objetivamente insuperable para quien no ha cursado dicha materia durante toda su escolaridad. Resulta imposible alcanzar un adecuado nivel en menos de dos cursos, y por lo tanto obtendrán previsiblemente una nota insuficiente, y ello influirá directa y negativamente en su nota final. Dicho supuesto supondrá una grave limitación a la hora de optar a una plaza universitaria en los estudios de grado de su elección.

El Gobierno vasco, a través de su Consejería de Educación, no ha tenido en cuenta las graves consecuencias de una resolución publicada en septiembre, cuya aplicación debería efectuarse de manera paulatina y con plazos y medidas transitorias, y no de un modo atropellado e irracional, que plantea una grave situación de desigualdad para un grupo del alumnado vasco, que perjudica gravemente sus intereses educativos y que pone en riesgo su futuro.

No contemplar la excepcionalidad de la situación de estos alumnos matriculados por primera vez, este curso, en 1º de Bachillerato, supone una discriminación que atenta contra los derechos fundamentales de igualdad y educación que reconoce la Constitución y que inspira la normativa educativa estatal y autonómica. A ello queremos añadir la carga y presión psicológica que esta situación está provocando en nuestros hijos e hijas e, incluso, el efecto adverso que sobra la lengua vasca puede tener.

Resulta desolador que tengamos que acudir a los tribunales para demandar a nuestro Gobierno por cuestiones anticonstitucionales, tal y como nos han manifestado los distintos letrados a los que hemos consultado. El Departamento de Educación del Gobierno vasco, que tanto parece preocuparse por el porvenir de las futuras generaciones, nos ha dejado desamparados.

Arantza Arroyo, Ana Giménez y María Teresa Moreno, EL CORREO, 13/3/2009