Ejemplos nacionalistas

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 27/07/14

· Si les apetece, adelante con la consulta del 9 de noviembre.

«Es un asunto personal, que nada tiene que ver con nuestro partido». De cuantas mentiras ha contado el nacionalismo catalán, que son tantas y tan gordas, ninguna tan cínica y absurda como este comentario de Artur Mas a la confesión de Jordi Pujol de haber estado defraudando al fisco con cuentas en el extranjero durante tres décadas. ¿Cómo no va a tener nada que ver que el fundador, alma, líder durante 34 años y actual presidente de honor de Convergencia haya sido durante todo ese tiempo un presunto, aunque autoconfeso, delincuente fiscal? Señor Mas, ¿va a atreverse, usted o alguien de su equipo, a decir de nuevo lo de «España nos roba»? Porque quienes han venido robando a los españoles, catalanes incluidos, eran esos compañeros de partido que no pagaban sus impuestos.

Lo que tampoco debe extrañarnos demasiado, pues ya se libraron por los pelos en el caso de Banca Catalana, gracias al Tribunal Superior de Cataluña, algo que, visto lo que hoy sabemos, resulta altamente sospechoso. Puede incluso que el haberse ido de rositas entonces, les animara a seguir con el juego.

Pero no voy a detenerme en la confesión de don Jordi, llena de agujeros, recovecos y situaciones inverosímiles, es decir, de no explicaciones. Los tribunales y el fisco tendrán tiempo suficiente para desenredar la madeja de esa extraña herencia, sus confusas ramificaciones y la pena que les corresponde, si alguna. Lo que quiero subrayar aquí es un fenómeno tan importante como indiscutible en la España actual: el extraño maridaje, concubinato mejor, entre el nacionalismo y la corrupción.

No dudo de que haya nacionalistas honrados. Pero en la cárcel están un buen número de sus dirigentes, que no son más por la benevolencia de sus tribunales autonómicos y porque en Andalucía, el Partido Socialista ha sustituido al nacionalista, y casi a todos los demás, estableciendo un «régimen de facto», que la juez Alaya está desmantelando pieza a pieza encausando a los responsables. Lo predijo Samuel Johnson hace ya tiempo: «El nacionalismo es el último refugio de los bribones».

Ese envolverse en la bandera tan suyo es la forma de tapar sus sinvergonzonerías. Como la huida desaforada hacia la independencia no es otra cosa que la búsqueda desesperada de una salida para no verse atrapados por la justicia estatal. Tanto grito, tanto aplauso, tanta patria, tanta indignación, tanto insulto y manipulaciones históricas, para terminar reconociendo que no se cumplió el más elemental de los deberes ciudadanos en una sociedad democrática. Envuelto todo en una narrativa familiar ante la que uno no sabe si reír o llorar. Como los conocemos de sobra, dirán que se trata de un ataque a Cataluña.

Para ataque a Cataluña, el lanzado por ellos. Los catalanes que conservan todavía la mente clara, pese a la inmersión nacionalista a la que han estado sometidos durante treinta y tantos años de pujolismo, podrán ahora imaginar lo que sería una Cataluña dominada por el mismo clan al cabo de otro par de generaciones. Si les apetece, adelante con la consulta del 9 de noviembre.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 27/07/14