El cabreo nacional

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 25/02/15

· Este Debate sobre el estado de la Nación debería llamarse Debate sobre el Cabreo Nacional.

¿Debate sobre el estado de la Nación? ¿Qué nación? Porque hay por lo menos dos, la del Gobierno y la de la oposición, sin que tengan nada que ver la una con la otra», preguntaría un marciano que hubiese caído por Madrid. En efecto, hay la España de Rajoy, que tras dejar atrás una pavorosa crisis, empieza a caminar con paso firme hacia la recuperación y la España del resto de los partidos, donde crece la injusticia, las desigualdades y la desesperanza. Duelo que terminó en un intercambio de golpes entre Rajoy y Sánchez, insultos personales incluidos, ante lo más probable es que el marciano cogiese la astronave y retornara a su planeta antes de que estos terrícolas le volvieran loco o, lo que sería peor, le contagiaran el gusto por la controversia.

Un gesto que le alabaríamos, pues este debate parlamentario no es más que el primer asalto de un año multielectoral en el que sólo vamos a oír los mismos argumentos en distintos tonos y timbres. Mientras el PP exhibe ufano cifras y datos para demostrar que hemos doblado el cabo de las tormentas, lo que le permite recompensar a los tripulantes que más han sufrido durante la travesía –las clases medias, las pequeñas empresas, las familias–, la oposición advierte que la macroeconomía no tapa los rotos de la microeconomía y que si Rajoy incumplió sus promesas electorales anteriores, incumplirá de nuevo éstas.

¿A quién creer?, me preguntarán ustedes. Lo único que puedo decirles es que la mentira está permitida en la política, sobre todo en periodo electoral –fue un alcalde socialista de Madrid, profesor universitario por más señas, quien dijo que las promesas electorales están hechas para incumplirlas–, por lo que a los políticos hay que creerles por sus hechos, no por sus palabras. Y mientras detrás de las palabras de Rajoy hay hechos incuestionables –la economía ha dado la vuelta, empieza a crearse empleo, crecemos más que los países del entorno–, detrás de las palabras de la oposición sólo hay frustración y resentimiento.

Ahora bien, ese resentimiento y frustración lo comparte buena parte del pueblo español, que lleva tres años apretándose el cinturón y viendo que no era tan rico como creía. Lo que quiere decir que la oposición sintoniza hoy mejor con la mayoría de los españoles que el Gobierno. Si a ello se une que la recuperación es frágil, pudiera darse el caso de que descarrilara precisamente por ese cabreo colectivo. Rajoy le dedico el último párrafo de su discurso, al advertir que todos los sacrificios de los últimos tres años pueden irse por la cañería si los esfuerzos para consolidar lo alcanzado no continúan. Es por lo que este Debate sobre el estado de la Nación debería llamarse Debate sobre el Cabreo Nacional. Será él, tanto o más que las cifras económicas, lo que decida las próximas elecciones.

No precisamente un modelo de sensatez. Pero España y yo somos así, señora.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 25/02/15