El colectivo que favoreció el cese de ETA desaparece porque «la paz es irreversible»

EL CORREO – 10/10/14

· Agradece «el empeño por buscar el diálogo pausado y por actuar con un criterio sosegado». «Ha logrado implicar con éxito en la resolución del conflicto a importantes agentes internacionales».

· Lokarri, impulsora de la Conferencia de Aiete y de la presentación de los estatutos de Sortu, dejará de existir el próximo marzo.

Lokarri, la plataforma ciudadana que organizó la Conferencia de Aiete y convocó el acto de presentación de los estatutos de Sortu, desaparecerá en marzo de 2015, justo cuando se cumplan 9 años desde su nacimiento como asociación que sucedía a Elkarri. El colectivo dirigido por Paul Ríos ha tomado esta decisión al constatar que «el proceso de paz es irreversible» y que los objetivos con los que se constituyó en 2006 se han cumplido prácticamente. La decisión fue comunicada ayer por responsables del grupo, aunque se tomó en una asamblea celebrada el pasado 27 de septiembre. «Esta etapa ha finalizado», concluyó ayer Ríos.

El adiós de Lokarri se produce apenas un año después de que Gesto por la Paz, el principal movimiento social vasco contra el terrorismo, pusiera punto y final a su actividad. Entonces, en junio de 2013, los responsables de Gesto justificaron su retirada porque la paz había llegado a Euskadi. Unos argumentos similares emplearon ayer los dirigentes de Lokarri, que consideran que es «el momento adecuado» para desaparecer. Frente a quienes ofrecen una visión negativa de la actual situación política y hablan de que el proceso de paz está «atascado», Ríos pidió tomar como «referencia» el año 2009 para constatar cómo «se ha avanzado muchísimo» en la normalización del País Vasco.

Hace tan solo cinco años, ETA, entre otras acciones, destruía la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos y asesinaba a dos miembros del instituto armado en Palma de Mallorca, sus últimos atentados con víctimas en España. Además, la izquierda abertzale permanecía ilegalizada, aunque ya había iniciado el proceso para asumir la Ley de Partidos y ajustarse a la legalidad española.

En este contexto, Lokarri ha preferido echarse a un lado, orgullosa, en palabras de Ríos, de haber contribuido «de manera decisiva» a que la paz haya llegado a Euskadi. Desde 2006, Lokarri ha sido la referencia en el País Vasco del Grupo Internacional de Contacto (GIC) liderado por el abogado sudafricano Brian Currin y ha servido de apoyo a la Comisión Internacional de Verificación (CIV) de Ram Manikkalingham. La plataforma ciudadana ha estado, de hecho, detrás de cada paso de cierta envergadura que en los últimos años han dado tanto la izquierda abertzale como la propia ETA. Ya fuera la Conferencia de Aiete, que sirvió de pista de aterrizaje para que la banda anunciara el «cese definitivo de la actividad armada», la presentación de los estatutos de Sortu en el Palacio Euskalduna, el anuncio el pasado febrero de que la organización terrorista ponía fuera de circulación una parte simbólica de su armamento, o las visitas a Euskadi de Jonathan Powell, exasesor de Tony Blair durante el proceso de paz con el IRA.

50.000 socios

El colectivo, que en la actualidad dispone de más de 50.000 socios que sufragan su actividad, permanecerá en activo aún cinco meses más. Sus responsables buscan ahora la fórmula para constituir una entidad que almacena las «ideas y propuestas» que esta asociación ha realizado desde su constitución. Además, algunos de la media docena de empleados de la plataforma seguirán colaborando con los mediadores internacionales, especialmente con Currin, que tiene previsto desplazarse al País Vasco en los próximos días, dentro de sus habituales rondas por el territorio. No se descarta tampoco que algunos de los trabajadores de la asociación sigan en el futuro vinculados a programas relacionados con la convivencia.

La trayectoria de Lokarri fue aplaudida ayer por el Gobierno vasco, formaciones como Alternatiba –integrante de la coalición EH Bildu– y sindicatos como ELA. El Ejecutivo autónomo, a través de un comunicado, destacó la aportación del colectivo «al nuevo tiempo de paz y convivencia», además de la «sensibilidad y discreción» en el trabajo. La central sindical, por su parte, alabó cómo en condiciones «bien difíciles» esta agrupación ha trabajado, en su opinión, por establecer «los cauces de diálogo y entendimiento necesarios para alumbrar escenarios de paz».

EL CORREO – 10/10/14