El declive de Junqueras: ERC cuestiona ya su liderazgo

ABC 22/03/15

· Sectores de ERC, en caída desde el 9-N, instan a su líder a fortalecer el discurso secesionista y distanciarse de Mas

Ocurrió semanas después de que tuviera lugar el simulacro de consulta secesionista del 9 de noviembre. Oriol Junqueras se entrevistó con el líder de una de las formaciones a las que los soberanistas denominan «unionistas». Este dirigente le advirtió: «Ten cuidado, porque Artur Mas te la va a jugar». A lo que el presidente de ERC contestó: «Ya lo está haciendo».

Desde aquella «histórica» cita con las urnas, que los republicanos apoyaron desde la distancia, las perspectivas electorales de ERC han caído. De vencer con soltura a CiU en las encuestas de intención de voto –que le otorgaban hasta 40 escaños, el doble de los que tiene ahora en el Parlamento catalán–, los republicanos han pasado a un empate técnico. Lejos queda la euforia que supuso ganar por primera vez las elecciones europeas de mayo de 2014 en Cataluña. Por ello, según ha podido saber ABC, sectores de Esquerra cuestionan la estrategia de Junqueras y le instan a marcar perfil secesionistas. Asimismo, le reclaman que suelte lastre alejándose del presidente catalán y la corrupción de CiU.

Tras la victoria de las europeas, la primacía republicana se imponía en la calle –era el referente identitario de los miles de catalanes que salían en la Diada convocados por la Asamblea Nacional Catalana– y en las negociaciones con Artur Mas, que pasó de tener el apoyo de ERC, CUP e ICV en su hoja de ruta secesionista a quedarse solo. La decisión del presidente autonómico de reducir la consulta a un proceso de participación provocó la espantada de sus socios. Sin embargo la maquinaria propagandística de CiU es muy poderosa. «Junqueras tiene mucho miedo de quedar como el malo de la película porque se niega a formar parte de una lista conjunta con CiU, que tiene capacidad para echarle encima la caballería mediática», explican militantes próximos al líder del partido. De hecho, esa campaña ya ha comenzado y dirigentes convergentes como Josep Rull atribuyen el descenso del apoyo social a la independencia que desveló el último sondeo de la Generalitat, a la negativa de Junqueras de formar una candidatura «de país».

«Fichajes»
Esa idea comienza a cuajar y personas tan vinculadas a ERC como el juez Santiago Vidal –aupado al estrellato secesionista tras ser sancionado por elaborar un proyecto de constitución catalana– aseguraba ayer que no se presentará a las elecciones si no hay una lista única. Vidal acaba de incorporarse a la Consejería de Justicia de la Generalitat para trabajar en la «transición nacional». También «han fichado» por el Gobierno catalán tres dirigentes de ERC: Gemma Calvet, Marcel Coderch y Josep Ginesta, aunque en condiciones muy diferentes. En los pasillos del Parlamento catalán se comenta que Calvet rechaza ser felicitada por sus nuevas funciones, consistentes en colaborar con las políticas de transparencia de la Generalitat. «No formamos parte del Gobierno, no cobramos y me tocará ir un par de veces al mes para hacer seguimiento», comentó con ironía. Hay quien advierte de que Calvet solo accederá a la información que le quieran suministrar los nacionalistas. Y dado el clima de desconfianza entre ERC y CiU, no parece que los datos vayan a fluir demasiado.

Este «fichaje», junto al acuerdo de mínimos firmado la semana pasada entre ambas formaciones –medio folio en el que no aparece la palabra independencia–, ha creado malestar en cuadros republicanos, especialmente los de la Cataluña interior, pues consideran que se está haciendo seguidismo de Artur Mas, aceptando iniciativas muy genéricas que nada aportan al avance hacia la independencia.

«Lo único que no nos podemos volver a permitir es que, el 27 de septiembre, pase exactamente lo mismo que al día siguiente del 9 de noviembre: nada», advertía el expresidente de ERC Josep Lluís Carod-Rovira en un artículo de opinión publicado el viernes en «Tribuna Catalana». Carod recuerda otra de las cesiones de Junqueras, la de aceptar que, tras la consulta del 9-N no se celebrarían inmediatamente elecciones, sino que éstas, tal como pactó con Mas, tendrían lugar el 27-S.

Son precisamente dirigentes como Oriol Amorós o Joan Ridao, que vivieron la experiencia del pacto tripartito de las izquierdas, quienes han manifestado en privado su rechazo al seguidismo de CiU y exigen que el partido se desmarque de los casos de corrupción que afectan a los nacionalistas. Más allá de las ambiciones políticas que puedan tener, ambos son partidarios de un golpe de timón. Amorós, relegado por Alfred Bosch como alcaldable de ERC por Barcelona ( Junqueras ha intentado por todos los medios deshacerse de la «vieja guardia») ha protagonizado agrias disputas con CiU en la Comisión de Investigación sobre la evasión fiscal de Jordi Pujol, mientras que Ridao ha denunciado públicamente el expolio del Palau de la Música o el caso Pretoria.

Quienes aplauden ese desmarque de CiU son las plataformas de exdirigentes socialistas que están llamadas a dar apoyo a ERC, como Moviment d’Esquerres (MES), Avancem o Moviment Catalunya. «Si marcar perfil significa desmarcarse de CiU y de su corrupción, obviamente nos interesa», explica a ABC un miembro de Avancem. Y Podemos acecha en el terreno de la política social, que nada tiene que ver el programa de Mas. Precisamente ayer, Oriol Junqueras hizo un llamamiento a ampliar la «mayoría» independentista, incorporando a federalistas, con vistas a unas municipales en mayo que serán la «primera vuelta» de las elecciones «definitivas» del 27-S. El congreso de ERC se celebrará inmediatamente después, el 30 de mayo. Junqueras aspira a revalidar su liderazgo, hoy por hoy, cuestionado.