El electorado socialista castiga su deriva hacia el separatismo

ABC 23/04/14

En contra de la creencia generalizada, el declive del PSC empieza antes de que Pasqual Maragall llegue al poder; comienza en las elecciones de 1999, cuando a pesar de lograr el mejor resultado de su historia, 52 diputados, no consigue gobernar y acepta la tesis de que en solitario nunca llegará a la Presidencia de la Generalitat. Jordi Pujol iniciaba su última legislatura y Maragall organiza la «plataforma pel canvi», en la creencia de que las elecciones de 2003 eran suyas. Pero perdió y –esto es lo más importante– bajó de 52 a 42 diputados porque mucho votante no se sentía identificado con el giro.

Aun así Maragall forma gobierno con ERC e Iniciativa, lo que le sirvió para ocultar ese declive pero no para invertir la tendencia. El caos en la gestión diaria del primer «tripartito», unido a las tensiones por el «Estatut» hicieron el resto. PSOE y PSC obligan a Maragall a disolver la legislatura anticipadamente en 2006. y sitúan al entonces ministro José Montilla de cabeza de cartel para tratar de enderezar el rumbo.

Pero ese cambio no frenó la sangría. El PSC siguió bajando, de 42 a 37 diputados, aunque reeditara el «tripartito» con ERC e ICV. Cuando CiU ganó las elecciones de 2010, el PSC ya era una sombra de sí mismo. Montilla lo dejó en 28 escaños y el PSC se sumió en una crisis de identidad a causa de su deriva hacia el nacionalismo de la que no se ha recuperado, como lo demuestra que en 2012, cuando Mas adelantó los comicios, el PSC de Pere Navarro bajó aún más: de 28 a los actuales 20 escaños.