El ‘no’ a la independencia en Escocia relaja la presión soberanista en Euskadi

EL CORREO 20/09/14

· El resultado da al PNV tiempo para buscar un «acuerdo previo entre vascos»

El triunfo del ‘no’ en el referéndum escocés puede suponer, aunque parezca paradójico, un alivio para el PNV, al relajar la presión soberanista en Euskadi y concederle tiempo para buscar ese «acuerdo previo entre vascos» que defiende antes de plantear una negociación con el Estado y trasladar la cuestión a Europa. Para los jeltzales, los escoceses ya han ganado, al margen del resultado, porque han podido ejercer su derecho a decidir. «Y del mismo modo que no habríamos acelerado si gana el ‘sí’, tampoco vamos a parar porque haya triunfado el ‘no’», resume el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. EDIMBURGO. El triunfo del ‘no’ en el referéndum escocés provocó ayer cierta sensación de alivio en el nacionalismo institucional vasco. Aunque con el corazón desearan una victoria independentista, el mayoritario rechazo a la segregación del Reino Unido, con más del 55% de los votos, permite al Gobierno de Iñigo Urkullu y al PNV mantener el mensaje que habían venido lanzando en las últimas semanas –la constatación de que los escoceses ya han ganado, al margen del resultado, porque han podido ejercer su derecho a decidir– y, al mismo tiempo, ganar tiempo para buscar un «acuerdo previo» entre vascos, antes de plantear una negociación con el Estado o, menos aún, trasladar la cuestión soberanista al ámbito europeo. «Tenemos nuestra propia vía, la vía vasca a la soberanía. Lo importante del caso escocés es el modelo, que es el que nosotros defendemos. Del mismo modo que no habríamos acelerado si gana el ‘sí’, tampoco vamos a parar porque haya triunfado el ‘no’», explicó el líder del PNV, Andoni Ortuzar, ayer en Edimburgo, antes de emprender regreso a Euskadi.

No obstante, aunque el EBB no habría variado su estrategia si Escocia hubiera apostado por la separación, en Ajuria Enea y en Sabin Etxea son muy conscientes de que, con un resultado diferente al de ayer, la izquierda abertzale podría haber incrementado la presión sobre el PNV para intentar «arrastrarle» a su terreno, el debate político se habría crispado y tensionado en mayor o menor medida y cabría la posibillidad además de que EH Bildu pretendiera trasladar las reivindicaciones soberanistas a la calle y arrogarse el papel de punta de lanza del independentismo en lugar de mantener el debate circunscrito a la ponencia de autogobierno del Parlamento vasco. De esta manera, y aunque, como subrayó el portavoz Josu Erkoreka a modo de mensaje oficial del Ejecutivo de Vitoria, «todas las expectativas siguen abiertas» para Euskadi, se evita el ‘efecto contagio’ que habría provocado una victoria de un Salmond ahora en retirada y el termómetro político se mantiene en la zona templada, la ideal para seguir buscando un consenso transversal en el Parlamento.

Ésa es la intención del PNV y del lehendakari, que se mantendrán «firmes» en el camino marcado hasta ahora, sin alterar «ni los ritmos ni los plazos ni la estrategia». Si una lección dicen haber aprendido los jeltzales del referéndum escocés es que el país ha podido enfrascarse en una vibrante campaña centrada en cuál de las dos opciones resultaba más beneficiosa para la calidad de vida de sus ciudadanos porque el debate identitario está superado, dado que los escoceses se sienten mayoritariamente así y no necesitan reivindicarlo frente a una identidad externa que sientan como impuesta. «Tienen ya selecciones deportivas, su administración de Justicia y hasta regimientos propios en el Ejército. Si nosotros tuviéramos ese reconocimiento simbólico y formal del hecho nacional, seguramente no viviríamos de forma tan agónica nuestras demandas», opinan desde la delegación jeltzale desplazada a Edimburgo.

«En Escocia se viven estas cosas con normalidad y sin rupturas», subrayan en Lehendakaritza, donde creen que los distintos sentimientos de pertenencia que conviven, sin embargo, en Euskadi hacen necesario buscar un acuerdo previo en la Cámara vasca. Ese debate, anticipan, obligará a poner «negro sobre blanco» las discrepancias y las coincidencias que afloren y forzará a todas las fuerzas políticas a «retratarse».

Elecciones en el horizonte
En ese sentido, el PNV es consciente de que las posibilidades de lograr ese pacto amplio a corto plazo, con unas elecciones municipales y forales a poco más de medio año vista en el horizonte, son escasas. Pero, a la vez, está decidido a seguir buscando «sin prisas» un «marco» de mínimos que permita seguir avanzando, también y singularmente una vez se vayan despejando incógnitas en las urnas. Curiosamente, EH Bildu comparte la necesidad de hacer «un trabajo previo muy importante y en profundidad» en el seno de la sociedad vasca, como subrayo ayer Pello Urizar en Edimburgo, convencido de que, el hecho de que una ciudad tradicionalmente laborista como Glasgow haya votado mayoritariamente por el ‘sí’, demuestra que «el derecho a decidir no entiende de ideologías» y que es factible, por lo tanto, plantearlo también en Euskadi «más allá del espectro abertzale». No obstante, Maribi Ugarteburu, desde la izquierda abertzale tradicional, volvió a apostar por «tejer acuerdos multilaterales» en Euskadi pero, a la vez, iniciar un camino «unilateral» frente a un Estado «antidemocrático». La diferencia con el PNV es ahí palpable: los jeltzales están convencidos de que «no hay atajos» hacia la soberanía si no se logra antes un mínimo común denominador en Euskadi.

Así las cosas, los nacionalistas miran con atención a PSE y PP, con cierta desazón al constatar –y en esto coinciden PNV y EH Bildu– la «muy diferente actitud» de Mariano Rajoy y David Cameron: mientras que el primero se limitó a celebrar que los escoceses hayan optado por la integración en Europa en lugar de por el «aislamiento», el ‘premier’ británico prometió descentralización de poderes no solo para Escocia sino también para Gales e Irlanda del Norte. «El caso escocés va a hacer cambiar el modelo inglés, PP y PSOE tienen que reaccionar también ante la crisis del modelo de Estado», dicen, convencidos de que en Escocia se ha demostrado que todo es posible si existe voluntad política.

Por el momento, socialistas y populares se dicen dispuestos a entrar en el debate territorial e incluso en el de la independencia pero no a permitir una consulta que, como subrayó ayer Arantza Quiroga, «no cabe en la Constitución». Con el plebiscito catalán a punto de ser tumbado en los tribunales, los socialistas, que han hecho una propuesta de reforma de la Constitución en clave federal seguramente impensable hace unos años, y los populares, que piden abiertamente ya que se complete el Estatuto, se mantienen, sin embargo, muy lejos de plantearse siquiera un referéndum o un plebiscito. Para Quiroga, si el PNV apuesta por la independencia puede incluirla en su programa y medir en unas elecciones el grado de apoyo ciudadano. «El futuro de un país no puede jugarse a una sola carta», solemnizó ayer el nuevo PSE de Idoia Mendia. No obstante, parece claro que la baraja, sea cuál sea la partida, empezará a repartirse en algún momento.