El nuevo terror

CARLOS CUESTA, EL MUNDO – 03/01/15

· Fue hace menos de cuatro meses cuando la Comisaría General de Información de la Policía Nacional y la Dirección General de Vigilancia del Territorio de Marruecos neutralizaron en Nador y Melilla una célula dedicada al envío de combatientes a la organización terrorista Estado Islámico.

La detención de sus integrantes confirmó una vez más las alertas que hacía tiempo llevaba lanzando la Policía: el líder de la célula era un español de origen marroquí, residente en Melilla, hermano de otro español, ex militar, que se unió en 2012 a la organización terrorista Muyao y que actualmente podría encontrarse combatiendo en las filas del Estado Islámico en Siria e Irak.

No se trataba, en absoluto, de la primera operación de desmantelamiento de una de estas células en la zona. Pero sí de la constatación firme de que el yihadismo hacía tiempo que había dejado de ser un terrorismo ajeno a nosotros, que actúa y desaparece. En absoluto, ya que la información confirmaba que no sólo había entrado de forma estable, sino que, con una estructura de captación autóctona, se estaba nutriendo ya de españoles.

Ya no se trata de que el terrorismo islamista tenga células cerca de nuestras fronteras, sino de que la múltiple información recabada por la Guardia Civil confirma que el Estado Islámico se ha implantado como grupo organizado en nuestro territorio, principalmente en Ceuta y Melilla, tal y como puede suceder en Argelia con la organización de los Soldados del Califato.

Y por eso, precisamente, es por lo que el combate a este tipo de terrorismo debe plantearse sin miramientos ni complejos ideológicos. Porque las comunidades islámicas ganan fuerza en nuestro Levante y Cataluña, y porque los problemas de radicalización que sufre el islam se trasladan en proporción, sin ninguna duda, dentro de nuestras fronteras.

Los informes de la Policía española alertaron hace ya más de tres años de que unas 100 mezquitas divulgaban el islamismo radical; de que 30 de ellas contaban con escuelas absolutamente radicales, y de que, ni siquiera teniendo en cuenta la gravedad de estos datos, eran las mezquitas la principal área de difu- sión de estas tesis: el problema se multiplicaba en el ámbito más estrictamente privado e, incluso, en la estructura de adoctrinamien- to en las prisiones.

Por eso, es absolutamente necesario el control del mensaje yihadista en todas sus vertientes: en la educación, en los medios de comunicación, páginas web, redes sociales, centros sociales o religiosos. Porque se trata de una amenaza evidente que no tendrá el más mínimo reparo en aprovecharse de nuestros remilgos para golpear.

CARLOS CUESTA, EL MUNDO – 03/01/15