El obsceno contraste de una política interesada

EL MUNDO 17/09/14
VICTORIA PREGO

Los inmigrantes marroquíes en Cataluña se pueden ver favorecidos por la necesidad del Gobierno catalán de sumar votantes como sea a su proyecto independentista, que cojea dramáticamente de clamorosa falta de legalidad. Ante esta evidencia, que hace imposible que el plan de Mas y sus acólitos cuente con el mínimo apoyo internacional, y eso será así hagan lo que hagan el 9 de noviembre, el núcleo de actores pensantes del Govern intenta hacer acopio de lo que ellos entienden por legitimidad, que en esencia consiste en sumar a cuantos más mejor, sean quienes sean, en apoyo de sus pretensiones.

Y ahí vale todo: que voten los menores de edad y que voten todos los inmigrantes que consigan atraer a sus filas. Ésa es la razón por la que están dispuestos a poner en las manos de otro país la enseñanza de la religión islámica en las escuelas catalanas. Se trata de atraer la voluntad de Marruecos o, por lo menos, de atemperar la desconfianza del Gobierno de Rabat a las pretensiones independentistas que el Gobierno catalán defiende. Independientemente de que la medida suponga la grave cesión de su responsabilidad en manos ajenas, esto tiene una posible ventaja y es que una enseñanza del islamismo tutelada por los órganos oficiales del país vecino estaría férreamente controlada y no dejaría escapar brotes de radicalidad yihadista–la gran preocupación marroquí– como los que se han producido frecuentemente en Cataluña.

Pero la pretensión de la Generalitat va mucho más allá. Y a la enseñanza de la religión asumida por Marruecos añaden su propuesta de ¡enseñar la lengua árabe en horario escolar! Esta iniciativa es la que ilumina y da sentido al proyecto elaborado por la Dirección General para la Inmigración del Gobierno catalán.

No es que su preocupación por todos los inmigrantes que acuden a Cataluña sea grande. Es que quieren atraer como sea el voto de este grupo muy numeroso. Porque de otro modo, ¿por qué no manifiesta la Dirección General el mismo mimo, el mismo celo, por los inmigrantes procedentes de la América que un día fue española? A esos trabajadores colombianos, peruanos, ecuatorianos, se les niega la enseñanza en su propio idioma y se obliga a los padres a aprender catalán para poder ganarse la vida en esas tierras y a sus hijos a estudiar únicamente en esa lengua.

Es a los castellanohablantes a quienes se maltrata oficialmente desde la Generalitat. Lo sabemos desde hace mucho tiempo, pero este plan de integración de la comunidad marroquí hace más visible y más obscena la política de enseñanza practicada por los independentistas. Una política de la que, digámoslo otra vez, somos responsables todos los españoles porque la hemos permitido a base de años y años de mantener silencio ante el gigantesco atropello que ha supuesto la exclusión sistemática en Cataluña de la lengua de todos.