El observatorio Escocés de Bruselas

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 09/09/14

Florencio Domínguez
Florencio Domínguez

· El PNV es una formación inequívocamente europeísta, al igual que ocurre con Convergencia i Unió. Lo son por historia y porque han pensado que cuanto mayor sea el papel de las instituciones europeas, menor será el de las instituciones españolas. Han imaginado la Europa comunitaria como una vía que podría permitirles desvincularse de España sin excesivos conflictos.

A pesar de esa vocación europeísta, tanto al PNV como a CiU les cuesta entender los mensajes que salen desde Bruselas contra los procesos soberanistas encaminados a romper un Estado democrático. Los escuchan, saben lo que les están diciendo, pero no se los quieren creer. Todos los dirigentes de la Unión Europea que se han pronunciado, y no han sido pocos, han repetido la doctrina oficial: el territorio que se desvincule de forma unilateral de un Estado miembro queda fuera de la UE automáticamente y si quiere volver a entrar tendrá que solicitarlo y ya se verá qué pasa luego. Los dirigentes de la UE se han pronunciado en este sentido cada vez que les han preguntado por Escocia o por Cataluña.

Los nacionalistas catalanes y vascos, sin embargo, en lugar de atender lo que de forma unánime les indican desde Bruselas prefieren entretenerse con sus propias especulaciones ajenas a la doctrina oficial de la UE. El diputado del PNV Aitor Esteban reflejaba ayer esta actitud al declarar que «sería ridículo que [la UE] expulsara de su seno a ciudadanos que son europeos y que, además, han mostrado mayoritariamente su voluntad de seguir siéndolo». Palabras similares se han escuchado reiteradas veces en los últimos meses a representantes nacionalistas catalanes como si sus deseos fueran a cambiar la realidad comunitaria. La UE no expulsa a nadie; son los ciudadanos de los territorios que se declaren independientes los que se quedan fuera por el mero hecho de romper con el Estado miembro de la comunidad europea.

Los nacionalistas no son capaces de percibir que los países miembros de la UE consideran un valor a preservar la existencia de los actuales Estados y que no quieren dar alas a procesos de ruptura de algunos de esos Estados porque supondría una amenaza desestabilizadora para otros países y para el conjunto de la Unión.

En las filas del PNV parece haber, sin embargo, un mayor respeto hacia la posición de Bruselas que entre las filas del nacionalismo catalán. Da la impresión de que los de Urkullu son más realistas o que se toman más en serio que los catalanes las advertencias de las instituciones europeas y de los líderes de los grandes Estados como Francia y Alemania.

Por eso, el PNV mira el referéndum escocés de una forma un poco distinta a como lo hace CiU. Para el partido de Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar, el referéndum de Escocia no es sólo un modelo que en algún momento les gustaría poder aplicar en Euskadi. La consulta escocesa es, sobre todo, la oportunidad de ver cuál es la actitud de Europa ante una eventual independencia. Si gana el ‘sí’ en las urnas escocesas el próximo día 18, será la ocasión de comprobar cómo se traduce en hechos la doctrina de Bruselas de considerar excluida a la región que se independice. Una reacción de la Unión Europea coherente entre lo que dice y lo que hace desincentivaría las pulsiones independentistas del PNV, aunque quizá no tanto las de la izquierda abertzale.

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 09/09/14