El pastor Jones

Dejémonos de fábulas y enajenaciones. Tras los fascismos y sus guerras, las democracias europeas aprendieron a no dar ventajas a los liberticidas. Pero en el país de las fábulas la enajenación perdura, y el mundo de ETA atrae aliados como EA y Aralar. Olvídense del pasado de negociaciones con órdagos de ETA. El Tribunal de Estrasburgo nos devolvió a la cordura.

El pastor Jones la ha montando parda. ¡Anda que ir y anunciar al mundo que en el 11-S se iba a poner a quemar una pila de tomos del Corán! Es una bárbara provocación para que una buena parte de la humanidad de esa fe, apasionada o fanática fe, porque es casi lo único que tienen muchos de ellos, se exacerbe mucho más y llame más fuerte a la lucha contra el infiel, que somos nosotros. La UE, Gobiernos dispares, las autoridades federales de su país, han tenido que pedirle que no lo hiciera, a él, representante de una minúscula iglesia. Pero por la burrada que propuso y las consecuencias que pudiera generar ha atraído el interés del mundo entero.

Lo que no ha generado tanto interés ni consideración es la enésima declaración de tregua de ETA. Curiosa declaración donde las haya, propia del surrealismo militar de Gila, anunciando que ya estaba en tregua. Le ha pasado lo mismo que al otro pastorcillo, que de tanto anunciar que venía el lobo a negociar -como si en la naturaleza del lobo estuviera negociar- no le han hecho caso más que los que estaban predispuestos a hacerle caso en este país de fábula. No me digan que este tema de las treguas de ETA no nos trae a colación no sólo la fábula de El pastor y el lobo, sino la de El lobo y los diez cabritillos -magnífica su frase: «No te creemos lobo; enseña la patita por debajo la puerta», y la de El lobo y los tres cerditos.

Tras la anterior experiencia de tregua y negociación, parece que no son conscientes los del mundo abertzale, los mediadores internacionales de oficio y los ingenuos interesados que hoy el Estado dispone de un instrumento muy importante para no creerse las fábulas. Ese instrumento es la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, precisamente promovida por dos demandas realizadas por el PNV y Batasuna. Craso error; qué creían, que la democracia en Europa es tan insegura y voluble como la española… Menudo pedazo de doctrina democrática, y lección de republicanismo para analfabetos políticos, aporta la sentencia para acabar con ETA. En cierta manera constituye también una lección para nuestro Estado.

Dejémonos de fábulas y de enajenaciones. Después de los fascismos y sus guerras las democracias europeas aprendieron que no se puede dar ventajas a los liberticidas. Y tras la sentencia, es muy difícil creerse las argumentaciones de la declaración de tregua, que, por contra, más parece la reafirmación ante Batasuna de su gloriosa historia de violencia que el primer paso para una negociación. Sin embargo, en el país de las fábulas la enajenación perdura, y el mundo de ETA atrae aliados como EA y Aralar. Es de anotar que esta fabula sobre la enajenación tiene su origen en todo el nacionalismo vasco en general. Olvídense del fracasado pasado de negociaciones con órdagos de ETA, ya no valen. El Tribunal de Estrasburgo nos devolvió a la cordura.

El Pastor Jones ha entrado en razón: no quema el Corán, y este cuento se acabó.

Eduardo Uriarte, EL PAÍS, 14/9/2010