El PP se mide con Podemos

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 26/01/15

Tonia Etxarri
Tonia Etxarri

· Rajoy corrige el rumbo enfrentándose al partido de Iglesias para activar el voto conservador.

Rajoy no tiene intención de citarse con los ‘fans’ del régimen de Venezuela (tan expuesto estos días por sus problemas de desabastecimiento) como hicieron Zapatero y Bono, a espaldas de Pedro Sánchez. Pero, como se ha visto durante la convención del PP, quiere polarizar la oferta electoral con los de Podemos para volver a activar a los desencantados. No es tarea fácil. Aznar le ayudó. Quizás sin pretenderlo. Porque después de su provocadora pregunta –«¿Aspira realmente el PP a ganar las elecciones?»– vino a decir que a pesar de sus críticas, su resentimiento y sus distancias, él seguía estando en el mismo partido que fundó.

Un aviso a navegantes. Sobre todo a aquellos votantes que últimamente deambulan por los túneles de las alternativas inciertas o plataformas sin éxito que sólo sirven de cauces de desahogo, y a aquellos que sucumben a la tentación de quedarse en casa el día de las elecciones permitiendo que la segunda opción que viene empujando con impaciencia, que no es el PSOE sino Podemos, se beneficie del trabajo de otros realizado durante tantos años.

De la convención, ha salido un Rajoy fortalecido ante sus afiliados. No se lo reconoció Aznar. Porque en su arenga a los congresistas del PP no le atribuyó un solo mérito en la forma de gestionar la crisis durante estos años tan duros. Pero el presidente del Gobierno se presentó ante los suyos, sobre todo ante el público, como el guía del cambio. Porque el cambio que tanto preconiza la oposición ya lo ha hecho el PP en sus tres años de gobierno. Eso dijo. Y logró entusiasmar a los asistentes. A pesar de la sombra de Bárcenas. A pesar de las críticas de un sector de las víctimas del terrorismo. A pesar de que las encuestas le avisan de que su adversario, nuevo en esta plaza, le sigue la carrera a escasa distancia. Porque el PSOE, al que tanto le cuesta soportar el peso de las recurrentes críticas al bipartidismo, aparece desplazado a un tercer lugar.

Avalado por una situación económica que llevará, según las previsiones, a nuestro país, a un crecimiento próximo al 3%, Rajoy ha vuelto a gustarse en su discurso del Ibex 35. Y aun los congresistas más críticos (y más próximos a la vieja guardia de Aznar) decían que se lo podía permitir porque estamos ya muy cerca del umbral de la economía doméstica. Allí donde los ciudadanos podrán palpar en sus bolsillos que la situación es ahora mejor que la que teníamos hace cuatro años.

Paralelamente a la convención, dos escenas compartían los focos mediáticos que no resultaban cómodas para el PP. El homenaje a Gregorio Ordóñez que le tributaba su familia y sus amigos más íntimos en el cementerio de Polloe en San Sebastián a donde acudió, además de Mayor Oreja, una representación de UPyD. El PP oficial también estuvo, aunque sin despliegue. Su presidenta Arantza Quiroga depositó su ramo de flores sobre la tumba. Junto a la familia. Pero sin mezclarse con ellos. En esa escena en la que se detectó una frialdad indisimulada, se superó, al menos en las formas, la tensión vivida en años anteriores, aunque la procesión siga por dentro.

Consuelo Ordóñez, crítica con el Gobierno del PP pero satisfecha porque el juez acaba de reabrir el sumario contra los asesinos de su hermano, hace 20 años. A estas alturas sigue sin saber quién dio la orden para cometer el crimen. Ella lo intentó averiguar. Cuando visitó en la cárcel a Valentín Lasarte. Pero el arrepentimiento de este preso, que le pidió perdón, no llegó hasta el punto de responder a sus preguntas.

El otro foco paralelo al de la convención del PP lo protagonizaban las víctimas de la AVT. No lograron, esta vez, una gran movilización. Seguramente porque se equivocaron de lema. Muchos convocados se retrajeron al conocer la consigna de manifestarse contra el Gobierno por su «traición». Después de la muerte de Bolinaga, de que el Tribunal Supremo anulara la norma por la que la Audiencia Nacional excarceló a los etarras Potros y Plazaola, dando la razón al Ejecutivo, resultaba difícil mantener ese lema en una movilización a la que el ‘pequeño Nicolás’, con su presencia, acabó por desvirtuar.

La convención del PP ha sido la de la reafirmación. En el País Vasco, sin embargo, no tienen muchos motivos para presumir de consolidación. Más bien, todo lo contrario. Las encuestas le están relegando a una posición irrelevante. Tan sólo salvados por el ‘tirón’ del alcalde de Vitoria, Javier Maroto. Que el descrédito de los grandes partidos afecte en mayor medida al PP en las encuestas, se da por descontado. Se trata del partido que gobierna en España. Que ha tenido que adoptar medidas impopulares para evitar rescates como los de Grecia.

El factor ‘desgaste’, pues, forma parte del inventario. Pero no deja de ser curioso que, en Euskadi, el alcalde más vapuleado por el resto de los partidos políticos por querer poner orden y control en las ayudas sociales, en donde considera que se han cometido abusos, sea el más comprendido por los encuestados. Se nota que el alcalde Maroto se conoce la calle. Por eso no se achantó cuando sus rivales le llamaron «facha», «Hitler» y algunas lindezas más. Ahora el sondeo de Ikerfel que viene publicando EL CORREO, desvela que un 86% de los encuestados considera necesario que se ejerza mayor control sobre los mecanismos de Renta de Garantía de Ingresos. Un toque de atención para aquellos que quieren hacen política a base de titulares.

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 26/01/15