El PSOE se recupera: ¿y si no fuera por apoyar a Rajoy?

EL HUFFINGTON POST 10/02/17
GORKA MANEIRO

Según los últimos datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) conocidos esta semana y según lo publicado por los diferentes medios de comunicación, «el PSOE empieza a dar signos de recuperación», «el PSOE recorta distancias» o «el PSOE se recuperaría mínimamente». En datos objetivos, el PSOE pasaría del 17% de los votos al 18,6, recortaría distancias con el PP y seguiría por detrás de Podemos, que apenas baja.

Según algunos analistas políticos, el resultado del sondeo y la recuperación, aunque leve, del PSOE, se debería fundamentalmente a haber abandonado el terco «no es no» de Pedro Sánchez y haber permitido al Gobierno de Rajoy constituirse y, junto a ello, a la labor de oposición constructiva desarrollada por los socialistas en el Congreso de los Diputados durante las primeras semanas de curso parlamentario. Según estos analistas, el PSOE debería incidir por la vía de los acuerdos parlamentarios de Rajoy como forma de recuperar el caudal de voto perdido y, supongo, como forma de ser útil a España y a los españoles.

Sin embargo, tengo ciertas dudas. Por un lado, según los mismos datos que aporta el CIS, el 28% de los españoles juzga la labor de los socialistas en la oposición como regular, el 36,9%, como muy mala, y el 26,2%, como mala, lo que suma un elevadísimo 91,10% de ciudadanos insatisfechos con dicha labor; por otro lado, hay factores externos al PSOE que habrán incidido en la encuesta y en su beneficio: por ejemplo, las luchas internas dentro de Podemos y especialmente la protagonizada por Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, o la polémica sobre Federico Trillo y el Yak-42, que habría perjudicado al PP. Al fin y al cabo, el trabajo de campo de esta encuesta se realizó durante los primeros días de este año, días en los que se sucedieron estos hechos.


· Dudo de que el PSOE se esté realmente recuperando.

 
 

Así que tengo básicamente dos dudas en relación a los datos del CIS y a las lecturas que de ellos han hecho algunos tertulianos, comentaristas o analistas: por un lado, dudo de que, efectivamente, el PSOE se esté realmente recuperando (es decir, quizás la leve mejoría se debe más a cuestiones puntuales y circunstanciales que perderán influencia en el tiempo) y, por otro lado, dudo de que esta leve mejoría, de ser cierta (cosa que no descarto) se deba a haber permitido gobernar a Rajoy o a la labor desarrollada estas primeras semanas en la oposición.

Sin descartar ni una cosa ni la otra, quizás haya habido otras circunstancias que hayan podido tener cierta influencia en la leve mejoría del PSOE que, en todo caso, merecen ser analizadas: por ejemplo, la labor y, sobre todo, el discurso que Javier Fernández ha mantenido durante todos estos meses como presidente de la Comisión Gestora. Al fin y al cabo, resulta que Javier Fernández, a sus 69 años, se ha convertido en el político más valorado de entre los líderes de los principales partidos políticos, superando a Albert Rivera, Mariano Rajoy y Pablo Iglesias.

Más allá de los hechos concretos y de las decisiones tomadas durante todos estos meses, quizás Javier Fernández haya podido llamar la atención a los españoles por su defensa de la igualdad y de la unidad de España, por haber recuperado el discurso de defensa de la ciudadanía, por haber recuperado parte del discurso de Estado que antaño caracterizó a la izquierda, por haber antepuesto igualdad y defensa de las políticas sociales a la identidad, por haber hablado contra el dogmatismo ideológico más obtuso, por haber negado que España sea una nación de naciones, un Estado plurinacional o una suma de parcelas que se dan la espalda mutuamente… o por haber osado poner en cuestión, aunque sea veladamente, la relación (en mi opinión corrosiva) entre el PSOE y el PSC. Y sin querer decir con todo esto que apunto que su gobierno del partido haya sido modélico durante todos estos meses o que todas sus decisiones hayan sido acertadas, que seguro que no.

Pero quizás resulte que estas cuestiones quizás hayan tenido cierta influencia en que el PSOE, aunque sea muy levemente, haya mejorado sus débiles posiciones. Y quizás resulta, por tanto, que además de necesidad hay margen y espacio suficiente y demanda ciudadana como para hacer en España un discurso progresista que defienda la igualdad y el Estado y se contraponga, sin insultos pero con argumentos de peso y toda la pedagogía política que sea necesaria, «a la derecha liberal, al nacionalismo identitario y al populismo radical», por escoger palabras de Javier Fernández. Quizás sea ese el PSOE en el que algunos militamos el que muchos ciudadanos reivindican y reclaman. Desde luego no tengo dudas de que, además de reformas y hechos concretos, es el discurso que España necesita. Y desgraciadamente para el PSOE pero sobre todo para España, estoy seguro igualmente que, una vez se marche Javier Fernández, ese discurso al menos levemente elevado durante estos meses, como vino, se irá. Y dejará de hacerse, al menos desde dentro del PSOE. Otros muchos, sin embargo, lo seguiremos haciendo.