El vengador de Lazcano

Si la ley que sí se aplica a Emilio se cumpliera, la herriko taberna, la sede del brazo político de ETA, no estaría abierta. ¿No estaban legalmente cerradas? ¿No está ilegalizado el brazo político de ETA? ¿Por qué no son llevados a comisaría sus responsables (como con Emilio) cada vez que abren un local de propaganda y organización de actividades criminales?

Me sorprenden y también me entristecen en las últimas horas las voces de esos analistas y ciudadanos supuestamente ejemplares que pontifican contra el ojo por ojo de Lazcano y claman por el respeto al Estado de Derecho. Porque son los mismos que pasan habitualmente de puntillas sobre el auténtico hecho esencial de esta historia. Y es que el Estado de Derecho, ése al que apelan, apenas existe en Lazcano y en todo el País Vasco. Y el arrebato de rabia, indignación y furia de Emilio Gutiérrez se produce en un lugar donde los ciudadanos como él han sido abandonados por el Estado de Derecho mientras los matones etarras campan a sus anchas. Sin que la ley se cumpla, casi nunca, en lo que a los matones concierne.

El escándalo de Lazcano y de todo el País Vasco no es el ataque de furia de este ciudadano. El auténtico escándalo, el escándalo cotidiano que ha dejado de ser noticia de tan repetido, es que los proetarras se salten el Estado de Derecho una y otra vez sin que haya una actuación policial y judicial inmediata como la que se ha producido con Emilio Gutiérrez.

Si la ley que sí se aplica a Gutiérrez se cumpliera, la herriko taberna, la sede del brazo político de ETA, no estaría abierta, para empezar. ¿No estaban legalmente cerradas? ¿No está ilegalizado el brazo político de ETA? ¿No son ilegales sus actividades? ¿Por qué no son llevados a comisaría sus responsables, tal como se ha hecho con Emilio Gutiérrez, cada vez que abren un local de propaganda y organización de actividades criminales como son las herriko tabernas? ¿Por qué no se actúa inmediatamente contra el brazo político etarra cada vez que organiza un acto público, es decir, todos los días? ¿Por qué la policía no detiene inmediatamente a quienes colocan carteles etarras como los colocados en las últimas horas contra Emilio Gutiérrez?

Y no digo que Gutiérrez no tuviera que ser llevado a comisaría. Lo suyo es, obviamente, un delito, aunque debe de ser el delito con más eximentes de los últimos años. Uno especialmente, y es que el Estado le ha dejado sólo y desamparado ante los matones en esa ciudad sin ley que es el País Vasco.

Edurne Uriarte, ABC, 26/2/2009