El voto sucio

ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 21/06/16

· La Vicepresidenta de Valencia, y señora Mónica Oltra, dijo ayer en La Coruña: «Los tiramos a la calle, un empujoncito más el 26 de junio y meteremos en la cárcel a Camps y Barberá». La señora Oltra recogía el testigo de uno que echaron hace poco del partido Podemos -–pero al que siguen contratando en las teles como agraor–, que aseguró que en sus listas van jueces y guardias civiles con la consigna de meter en la cárcel a la gente del PP.

El mismo domingo una red de apuntillamiento y arrastre digital al servicio del populismo difundió un vídeo de Pedro Sánchez para acusarle de racismo. Y es que el candidato se había limpiado la mano, pegajosa después de saludar a un niño negro. Me acordé de Bush, que sacaba un spray desinfectante del bolsillo después de saludar a las multitudes. La defensa de Sánchez fue débil y nadie de los suyos dijo que lo que debe hacer una persona sensata después de estrechar cientos de manos, incluso de manos de negros, es lavárselas. Así lo recomienda la salud pública, y es con leves gestos de esta naturaleza como la mayoría de las personas -–no todas– han conseguido progresar en la escala evolutiva.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, y señora Cristina Cifuentes, acusó tambien de racismo (y de higiénico) al candidato Sánchez. La señora Cifuentes tiene el tuit muy rápido y ha hecho enrojecer a los ciudadanos en varias ocasiones, máxime tratándose de la autoridad o de lo que quedaba de ella. Su escritura en la red suele ser cursi e irreflexiva. Pero lo que destaca en su caso es el carácter eminentemente contagioso del populismo. Cifuentes debería lavarse mucho más, manos y lo que convenga, porque esa nimia profilaxis le ayudará a no enfermar del virus principal de nuestra política. Y otros que deberán tomar medidas drásticas son los propios votantes de Podemos.

Comprendo que a la gente le guste envilecerse de vez en cuando. Yo mismo, un par de días al año, encargo comida basura para saber qué se siente. Y sé también que el voto puede ser una forma más de envilecimiento. Lo que de verdad importa del voto, no son sus consecuencias colectivas, que cada votante desconoce: importa el efecto estrictamente personal que tiene el voto sobre cada uno.

Y es una evidencia que después del 26 los votantes del partido Podemos deberán encargarle al Suma Cero, Íñigo Errejón, una profunda limpieza espiritual. Pero, sobre todo, y por respeto a lo que están desdichadamente obligados a convivir con ellos, deberán proceder a una pulcra y urgente desinfección de manos inmediatamente después de dejar en la urna su pringosa papeleta electoral.

ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 21/06/16