Enchufados

ABC 08/09/16
ISABEL SAN SEBASTIÁN

· Soria, Álvarez, Aído, Romero, Cueto… El nepotismo en España brinda ejemplos antológicos sea cual sea el partido

CHIRRIABA el nombramiento de José Manuel Soria para el Banco Mundial, habiendo tenido que entregar su cartera ministerial hace pocos meses por mentir en el asunto de los paraísos fiscales, y chirrían las explicaciones contradictorias brindadas por el PP al respecto, tanto en lo que concierne al presunto «concurso de funcionarios» al que se habría presentado el candidato como en lo que atañe al carácter no menos presunto de su renuncia «voluntaria». Lo cierto es que ese premio gordo le fue otorgado al canario digitalmente, en pago por sus servicios en materias altamente sensibles, y por igual mecanismo, esto es, el dedazo, se le ha privado de él, tras ardua batalla interna. Porque en el Consejo de Ministros brillan los cuchillos desde hace tiempo y esas luchas intestinas llegan a la calle Génova. Soria estaba encuadrado en el bando perdedor de esta escaramuza, que ha fortalecido a la número dos de La Moncloa en detrimento de Luis de Guindos. Todo lo demás es lo de menos.

Chirriaba el nombramiento de José Manuel Soria para ese chollo tan apetecido, pero justo es reconocer que ese desagradable chirrido dista mucho de ser nuevo y desde luego no es único. Aquí el bombo de pesebres dorados con cargo al contribuyente nunca deja de girar y siempre beneficia a los mismos. ¿Los más inteligentes? No. ¿Los mejor preparados? Tampoco. ¿Los que acreditan al menos perseverancia y esfuerzo? Menos aún. Los números de la suerte favorecen por sistema a los expertos trepadores dentro de los partidos, en un alarde de nepotismo que brinda ejemplos antológicos.

Magdalena Álvarez, socialista, ministra de Fomento con Zapatero y, antes, consejera en la Junta de Andalucía, halló un retiro de platino como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, puesto de designación política «modestamente» retribuido con 23.000 euros mensuales. En él permaneció cinco añitos, haciendo caja, hasta que su imputación formal por el caso de los ERE la obligó a desalojar el despacho, habiéndose asegurado tres años más de subsidio, a razón de 10.000 al mes, y una suculenta pensión vitalicia.

Bibiana Aído no se queda atrás. Nadie fuera del PSOE andaluz había oído hablar de esta exbecaria de Unicaja, directora de la igualmente desconocida Agencia para la Promoción del Flamenco, cuando ZP le regaló un Ministerio de la Mujer. Allí hizo aportaciones tan impagables como aseverar que un embrión en el vientre de su madre es «un ser vivo pero no un ser humano», que le valieron un hueco en otra bombonera, en este caso neoyorquina, llamada ONU Mujeres, donde no se le conoce actividad aunque sí remuneración: unos 10.000 al mes. Previamente, oh casualidad, el Gobierno de España, es decir, todos nosotros, había hecho una aportación al organismo de 200 millones de euros; la más generosa de las naciones que participan en la Asamblea General. Y allí, en la ONU, sentó sus reales en esa época la también exministra zetaperil Leire Pajín, durante medio lustro, a razón de otros diez mil mensuales, libres de impuestos. Suma y sigue.

En el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por las hoy escandalizadas huestes de Podemos, la oposición ha contabilizado 44 enchufados, parientes, correligionarios, novios o exnovias de, que van desde el sobrino de la alcaldesa, Luis Cueto, hasta Samuel Romero, hijo de una candidata, colocado al frente de la M-30 para gestionar 125 millones y ganar 100.00 euros anuales con apenas tres años de experiencia.

Mientras tanto, nuestros jóvenes más brillantes, los mejores, los auténticamente excelentes, sobreviven en muchos casos condenados al exilio.