España en la agenda

ABC 12/07/16
HERMANN TERTSCH

· Pocas veces ha tenido más contenido político una visita en España. Obama dejaba claro que es interés común de la OTAN una España unida y sólida

EL presidente norteamericano ha hecho una brevísima visita a España. Tan corta que no ha dado tiempo a Barack Obama a sentarse con Pablo Iglesias a estudiar y debatir extensamente todos los grandes problemas mundiales del momento. Esta vez no pudo ser. Tres minutos y medio dedicó Obama a cada uno de sus tres interlocutores de la oposición al presidente en funciones que son Pedro Sánchez, el referido Iglesias y Albert Rivera. Tres minutos y medio en los que le dio tiempo a hablar con alguno de ellos hasta de baloncesto. Por lo que hay que deducir que no traía planes de arrancarle a ninguno sus más íntimos secretos. El presidente Obama ha sido implacable con su economía del tiempo. Quería estar ya en EE.UU., pero tenía que venir a lo que venía. A hablar en Rota. A sus militares, pero también al resto del mundo. También a aquellos que amenazan con los misiles. También desde Irán, de ese régimen por cierto que tienen a sueldo en su televisión al tal Iglesias que hoy cuenta con 71 diputados en el parlamento español. Era Rota, no Zarzuela ni La Moncloa el centro de su visita. Claro que Obama se ha sentido cómodo con el Rey Felipe VI. No son esclavos del momento político. Lo son los políticos, que se comían las uñas para no pedirle un selfie al visitante, amenazaban con dejar a alguien tuerto con el abanico o le regalaban al presidente un librito comunista, dedicatoria con faltas de ortografía incluida.

Con el presidente en funciones no tenía que esforzarse. Los intereses de Rajoy estaban cubiertos con su mera presencia. Ambos sabían que estas visitas no se hacen con un presidente en funciones. Ni se anuncian en campaña electoral. La visita y su realización, pese a no haber nuevo gobierno y al final pese a la sangre de Dallas, responde a urgencias trascendentes. Que el Gobierno de Rajoy quisiera la visita no habría sido suficiente. Angela Merkel había hablado de España a Obama en Hanover en abril. De la alarma en la UE ante la posibilidad de un gobierno liderado por la extrema izquierda en Madrid. Una alarma que no se calma y cuyas consecuencias el consumado Brexit solo agrava. Un gobierno izquierdista que empezara a exigir una revisión de política, el disparar el gasto y la ingeniera social sería el pretexto perfecto para que en el norte de Europa se plantaran los del «hasta aquí hemos llegado». Podría haber cola para el referéndum para despedirse de un invento, la UE, definitivamente fracasado. Pero además está la seguridad de todos. En Varsovia se ha producido un pequeño milagro. Con el despliegue de tropas de los grandes países de la OTAN en la peligrosa vecindad de Rusia. Y con la plena activación del escudo antimisiles, principal proyecto de seguridad occidental hoy. Tiene cinco pilares, en Polonia, Rumanía, Turquía, Alemania y España. Todavía hay quienes dicen que el viaje no ha tenido contenido político. Pocas veces ha tenido más contenido político una visita en España. El mundo va a ser un sitio muchísimo más peligroso. Un esfuerzo internacional intenta evitar que el kindergarten que es la política española genere un daño irreversible en una defensa común necesaria. Con el disparate separatista e izquierdista y la debilidad y vulnerabilidad de los defensores del sistema, España ha demostrado el inmenso daño que es capaz de hacerse a sí misma. Se trata de evitar que esos daños se hagan permanentes y afecten a otros. Obama dejaba claro que es interés común de la OTAN una España unida y sólida. Que España está en la agenda, no solo de los enemigos de esta alianza más necesaria que nunca para todos.