Esta semana morirá Artur Mas

JOSÉ GARCÍA DOMÍNGUEZ – LIBERTAD DIGITAL – 02/11/15

· Esta semana morirá Artur Mas. Institucionalmente, huelga decir. Su tiempo escénico, ahora sí, se ha acabado. La CUP ni quiere ni puede votarle. Y sus pares en Convergència ni quieren ni pueden dejar el poder. En consecuencia, la única solución pasará por que él se retire del escenario. La alegre muchachada de Baños, unos amateurs que aprenden rápido, rehuirá investirlo no solo porque ese cadáver apesta sino también, y sobre todo, porque la competencia entre las marcas que pugnan por apropiarse del nicho antisistema comienza a resultar encarnizada en Cataluña. Si tres ya serían multitud, repárese en la presión añadida que introduce el que cuatro siglas distintas –la propia CUP, Podemos, el grupo de Colau y ERC– se disputen ese mismo espacio electoral.

Para la CUP, apoyar a Mas equivaldría a un suicidio político. Y no parecen muy dispuestos al martirio. Por su parte, el actual núcleo dirigente de Convèrgencia, todos ellos profesionales de la política a tiempo completo, gentes sin oficio ni beneficio en el sector privado, resulta en extremo consciente de que el control de la Administración supone la única argamasa que aún puede seguir manteniendo unido al partido.

Sin el poder, CDC no sería algo demasiado distinto a la actual Unió, esa alma funcionaria en pena. Y lo saben. Súmese a ello el temor a que la apertura de los cajones menos ventilados de la Generalitat hiciese emerger hasta la superficie varias capas freáticas de mierda y se entenderá su predisposición a hacer lo que sea con tal de impedir una repetición de las elecciones.

El basurero de la Historia, que decía Marx, tendrá que alojar, pues, un nuevo inquilino en los próximos días, si no horas. Mas, decía, está muerto. Al menos como figura pública. Así las cosas, entre todos sus posibles sustitutos destaca un nombre, el de Neus Munté Fernández. Es mujer, es sindicalista (milita en UGT) y es mediocre, tres rasgos que hacen de su perfil el ideal en estos momentos para llegar a una solución de consenso entre los grupos separatistas. Cataluña, que desde Israel hasta Lituania tantos modelos se ha propuesto emular, va ahora camino de seguir el del Panamá de Torrijos y Noriega, aquella narcodictadura donde los distintos presidentes de paja rendían cuentas ante el hombre fuerte que mandaba en la sombra.

La idea de una presidencia «coral» que postula la CUP va en la misma dirección. Mas está llamado a ser nuestro Noriega. Y la Neus su muy honorable pelele. Al fin seremos una república. Bananera.