ETA y Otegi

Llama la atención que sean políticos o medios que no están en el País Vasco quienes montan y/o propagan la ofensiva contra el Gobierno vasco, lanzando la campaña respecto a una inexistente negociación, o manipulando y agitando a un sector de las víctimas.

El juicio a Arnaldo Otegi por enaltecimiento del terrorismo se produce en el mejor momento en la lucha contra la banda criminal. Los violentos atraviesan por la peor situación de su sangrienta historia: no asesinan desde agosto del año pasado y son noticia o porque se les detiene antes de cometer atentados, o porque se les juzga por sus crímenes, o porque dentro de su trama civil hay quienes -de manera sincera o impostada- se desmarcan, siquiera levemente, del terrorismo que hasta ayer abrazaban con fruición.

Este contexto no debería servir como eximente de la eventual responsabilidad penal de Otegi, pero conviene que se subraye pues nunca como ahora se había producido semejante conjunción de factores favorables. Hay uno más, especialmente relevante e inédito: en la comunidad vasca gobierna un socialista, Patxi López, y lo hace en coalición con el PP.

Bien, descrito el cuadro en el que estamos, resulta particularmente sangrante e irresponsable el afán de algunos por seguir utilizando el terrorismo de manera torticera, por decir cosas que no son ciertas, por manipular groseramente a las víctimas y por tratar de romper ese Gobierno socialista que tan beneficioso está resultando para la convivencia entre los vascos y para la recuperación de la libertad plena en la CAV. Llama la atención que sean políticos o medios que no están en el País Vasco los encargados de montar y/o propagar la ofensiva contra el Gobierno vasco, de lanzar la campaña de propaganda respecto de la inexistente negociación, o de manipular y agitar a un sector de las víctimas.

Frente a esos nuevos tambores del supuesto Apocalipsis, resultan aún más elocuentes y significativas la actitud y las palabras de las gentes del PP vasco, como Antonio Basagoiti o Borja Semper, por ejemplo. Los populares vascos tienen muy claro que el combate contra ETA nunca ha estado mejor, que el Gobierno vasco debe mantenerse y que el acuerdo entre socialistas y populares es bueno para achicar los espacios de los terroristas. No es casualidad esta diferencia de criterios entre quienes saben de lo que hablan, lo sufren en carne propia -y han sufrido antes los golpes de la banda-, y aquéllos que ven la política vasca como un juego que solo les interesa si les acerca o no al gobierno.

ETA se está terminado gracias a la contribución de todos los que hemos hecho algo contra estos criminales a lo largo de los años y malo sería que los que no se movieron en su día tratasen ahora de dificultar ese final por egoísmo político o por intereses mezquinos.

José María Calleja, EL DIARIO VASCO, 16/11/2010