Fernández o Fernàndez y el fascista catalán

LIBERTAD DIGITAL 19/05/15
PABLO PLANAS

El político mejor valorado en los sondeos catalanes es David Fernàndez, líder de las Candidaturas de Unidad Popular, el tipo que preside la comisión parlamentaria del caso Pujol. Sí, aquel de las camisetas que le enseñó la chancla a Rato. La prensa catalana babea con él y le dedica páginas y más páginas. Les interesa hasta dónde se compra la ropa. En TV3, David Fernàndez es el amo, un colega tras el que corre un equipo de cámara y montador cada vez que a nuestro hombre se le ocurre una declaración, género en el que destaca por el uso de todos los tópicos de la izquierda, incluida la armada.

En el caso de este Fernàndez de tilde invertida se cumple la ley del pato. Si habla como un proetarra, viste como un batasuno y en líneas generales parece un aizkolari (con perdón de tales) es que es un proetarra. Nada menos que el delegado de Otegi a quinientos kilómetros de Bilbao. No es que la política en Cataluña esté como para tirar cohetes, pero que un oriundo de Zamora, euskaldunizado y catalanizado, sea un referente para quienes puntúan a los políticos en los estudios demoscópicos pudiera indicar que algo más grave de lo ya visto y previsto se pudiera estar cociendo en Cataluña.

Días de matonismo político en las calles. Auto de fe lingüístico de Mataró en contra de una familia cuyo cabeza, vaya por dónde, también se apellida Fernández y pretende que a sus hijos les enseñen también en español. Les llaman «fascistas» y abogan sin reparos por un «apartheid» contra los niños. En Manresa, al nueve de la lista de Ciudadanos le rompen la muñeca por repartir propaganda electoral. Un energúmeno con las marcas de Podemos y Colau amenaza de muerte a unos militantes del PP en Barcelona. Ni una sola condena.

La guinda del pastel la pone el Fernàndez borroka. De campaña por Barcelona y hablando de otro tocayo, el candidato del PP Alberto Fernández, el primero dice que el segundo y todos los del PP son «fascistas» y «hay que enviarlos a la basura». Acostumbrado ya a ser uno de los fascistas preferidos de Cataluña, el Fernández del PP dice: «Je, al menos ahora nos mandan al contáiner y no a una cuneta»