Frío en el ambiente

 

En el último comunicado del colectivo de presos etarras, lo importante no es lo que dicen, sino lo que callan: ni una palabra de apoyo a Batasuna, como si el debate no fuera con ellos. Posiblemente, la mayoría apoya a Batasuna, pero no son capaces de levantar la voz. Se agotan los plazos sin que ETA mueva pieza.

En esta segunda quincena de diciembre se ha producido un enfriamiento de las expectativas creadas en torno a la posibilidad de que ETA fuera a anunciar un paso importante hacia el fin del terrorismo, expectativas que habían ido creciendo en las semanas previas alimentadas por la propia izquierda abertzale con el acompañamiento de las declaraciones de noviembre de Jesús Eguiguren y Brian Currin.

La decepción y la alarma comienzan a extenderse entre los que más habían creído que la organización terrorista iba a dar ese paso en breve. Ahí están las palabras llenas de preocupación del secretario general de EA, Pello Urizar, en la entrevista publicada ayer por EL CORREO. Es una preocupación de quien ve cómo se están agotando los plazos previstos sin que ETA mueva pieza.

El paso de las fechas sin que ocurra nada es el primer signo, pero no el único. Es uno más. Batasuna, por ejemplo, confiaba en poder presentar los estatutos del nuevo partido político este mismo mes de diciembre, al menos según el calendario oficioso que se había difundido. Ahora ya se habla de finales de enero. Ese retraso es otra señal de que los ritmos de ETA no coinciden con los de su entorno político. Como lo es también el asalto cometido por un grupo de etarras en una empresa francesa para abastecer al ‘aparato de falsificación’ de documentos y material técnico.

Más grave ha sido, sin embargo, el comunicado difundido por el colectivo de presos de ETA el pasado día 24. El documento llama la atención por su ausencia de respaldo a las posiciones de Batasuna. Lo importante del papel no está en lo que dicen -la denuncia de la política penitenciaria del Gobierno y la reclamación de que se les reconozca un estatus político- porque dicen lo mismo de siempre. Lo importante es lo que callan en ese comunicado en el que no hay una palabra de apoyo a Batasuna, como si el debate no fuera con ellos. Es cierto que, posiblemente, la mayoría de los etarras presos apoya a Batasuna, pero no son capaces de levantar la voz para decirlo. El aparato de control de esos reclusos, que es el que determina las posturas oficiales que ven la luz, sigue bajo la disciplina de ETA. Por eso, durante el pasado debate, a las cárceles sólo se llevó la ponencia ‘Mugarri’, la de ETA, y no la de Batasuna. Y por eso el colectivo de presos le abrió un expediente a Arnaldo Otegi. La supuesta mayoría que apoya a Batasuna guarda silencio y deja que el aparato imponga sus puntos de vista.

La postura oficial de los presos de ETA está en abierto conflicto con la mantenida por los disidentes concentrados en la cárcel de Nanclares. La reciente declaración suscrita por ocho presos sostiene que «sirve de poco hablar de una tregua permanente y verificable si no se ha decidido dejarlo definitivamente». Esta declaración establece el listón de exigencia a la misma altura que la mayoría de las formaciones democráticas por lo que éstas difícilmente van a conformarse con menos de lo que reclaman ‘Txelis’, Pikabea, Urrusolo o Carmen Guisasola a sus ex compañeros.

Florencio Domínguez, EL CORREO, 28/12/2010