Fuera de cobertura

IGNACIO CAMACHO, ABC – 26/03/15

· Podemos es un partido urbano, articulado en las redes sociales, y pierde fuerza fuera de la cobertura de internet.

Como fenómeno posmoderno que es, Podemos pierde fuerza a medida que se aleja de la cobertura de internet. Lo han demostrado las elecciones de Andalucía, donde Susana Díaz pateó en campaña el ámbito rural para asentar un voto de empatía directa fuera del alcance de las redes sociales en las que se hace fuerte la nueva formación populista. En ese tejido de agrociudades y poblaciones de menos de 20.000 habitantes el PSOE andaluz cuida con mimo su granero clientelar, su auténtico bastión hegemónico.

La facturación principal de Podemos viene de las zonas urbanas y metropolitanas, de las capitales con universidad y de las ciudades dormitorio donde viven las clases medias-bajas proletarizadas por la crisis. Apoyada en encuestas bien estratificadas y en el estudio de comportamiento de las últimas europeas, Díaz ha recorrido a fondo la estructura agraria de la región y atornillado en ella la implantación de la formidable maquinaria de poder socialista. Su estrategia presencial, de calle y mercados, ha desbaratado la supremacía pode

mista en Twitter. El partido de Pablo Iglesias –como el de Albert Rivera– dará campanazos en áreas pobladas. En el cinturón Sur de Madrid, en la Barcelona posindustrial, en Valencia y su red funcional, en el potente sistema urbano vasconavarro, en la bahía de Cádiz golpeada por el desempleo. Pero va a sufrir en la España profunda, en las provincias rurales poco habitadas y con escaso número de diputados que sin embargo componen juntas la mitad del Congreso. Es una organización articulada en torno a las nuevas tecnologías de comunicación, vinculada esencialmente a la cobertura de redes y al llamado sharesocial que encandila a las televisiones privadas.

El susanismo le ha descubierto un punto débil y ha frenado su fulgurante protagonismo reduciéndolo a los habituales porcentajes históricos a la izquierda del PSOE. Entre Podemos e IU sólo han podido igualar los 20 diputados andaluces que esta última logró, con Luis Carlos Rejón de candidato y Anguita de referente, en 1994. Cualquier extrapolación hay que matizarla con la singularidad histórica del PSOE andaluz y su dominancia casi feudataria pero en todas las regiones españolas existe un Partido Alfa encastillado con mayor o menor arraigo… y beneficiado por la prima del sistema D´Hont al primer clasificado.

La grieta del bipartidismo es, pues, de índole urbanita. Las fuerzas convencionales han perdido predicamento entre el electorado más dinámico y más sensible a la vulnerabilidad social. Aún están en condiciones, no obstante, de aguantar en parte el empuje del voto crítico si son capaces de detectar sus propias fortalezas como ha hecho la inexpugnable socialdemocracia andaluza. Al final, el amenazado sistema de la Transición puede resistir con la receta de Churchill bajo los bombardeos de las grandes ciudades británicas: dispersando sus fuerzas en el campo.

IGNACIO CAMACHO, ABC – 26/03/15