Gente seria

IGNACIO CAMACHO, ABC – 29/08/14

Ignacio Camacho
Ignacio Camacho

· Con sus apuros personales a Pujol se le ha olvidado la misión histórica; la independencia bien entendida empieza por uno mismo.

Menos mal que en Cataluña queda gente seria. Lo íbamos dudando a la vista de los acontecimientos, pero un prócer de Convergencia llamado Rull ha salido a disipar cualquier incertidumbre al respecto. Ser serio estriba, a juicio de esta lumbrera, en sacar las urnas el 9 de noviembre, el día del ramito de violetas de la llorada Cecilia. Aunque sean urnas de cartón, cajas de zapatos con ranura, que es lo único que podrán sacar si el Constitucional prohíbe el referéndum. Pero un catalán que se precie, bien parado que dicen los argentinos, cumple su palabra. Habrá que verlo. De momento vamos mal: este tipo pretende demostrar su seriedad organizando una farsa. Una parodia.

Hasta hace un mes el paradigma catalán de formalidad lo encarnaba Jordi Pujol senior. Tenía buena fama de hombre cumplidor, respetuoso con los tratos y las responsabilidades. Pacta

sunt servanda. El ex Honorable era poco amigo de frivolidades y de charletas; pocas bromas con las cosas de comer y menos con las de su designio patriótico de construir una nación y liderar la peripecia emancipadora del pueblo cautivo. Pero ha bastado que le apareciesen unas rendijas en la retaguardia, las cuentecillas esas de Andorra y otras minucias fiscales, para que se le olvide el destino manifiesto de su misión histórica. De repente ya no le importa el liderazgo moral ni el prestigio de su muy maltrecho partido.

Tiene que cuidar de su defensa personal, de los intereses familiares, del comprometido patrimonio acumulado en media vida de sacrificio por Cataluña, y eso sí que es serio. Le urge ocuparse de su propia estrategia legal, salvar su apuro y si es posible sus caudales, y no está para zarandajas propias de la política. A tomar por saco el soberanismo, la consulta, el derecho a decidir, la transición nacional y toda esa logomaquia secesionista; la independencia bien entendida empieza por uno mismo.

De modo que con el santón de la tribu ocupado, como Miguel Hernández, en ir de su corazón a sus asuntos, la causa ha quedado en manos de sus herederos algo tarambanas. El principal de ellos, Artur Mas, no parece un modelo de fiabilidad: va por ahí hecho un lío descomunal, saltando en el vacío y aventando expectativas contradictorias. El hamletiano Duran Lleida tampoco ofrece gran perfil de solvencia y a Pujol junior, que parecía un muchacho muy decidido, lo han apartado de la circulación los negocios vidriosos del clan, como a su atribulado señor padre.

Sin voces autorizadas ni puntos de anclaje el nacionalismo convergente está en precario y este Rull es casi su única referencia visible y audible; un secundario que pasaba por allí y se encontró al frente de la manifestación por casualidad, como Charlot con la bandera. Si él es quien va a tomar las decisiones conviene que, por si acaso, en el Estado haya gente verdaderamente seria dispuesta a responderle verdaderamente en serio.

IGNACIO CAMACHO, ABC – 29/08/14