Hazañas exteriores

MANUEL MONTERO, EL CORREO 20/03/14

Manuel Montero
Manuel Montero

· De siempre han gustado al nacionalismo vasco las comparanzas internacionales. Ahora Bildu envía una delegación guipuzcoana al Estado indio de Kerala.

Los caminos de la construcción nacional son inescrutables. En la praxis vasca pasan por el exterior, a veces muy lejano. Hay modelos para lo nuestro por doquier y nosotros sin enterarnos. Menos mal que Bildu se ha dado cuenta de uno nuevo. Va a mandar una delegación a estudiarlo. No Bildu exactamente, vamos a escote. Es una delegación de la Diputación de Gipuzkoa, dinero público. Marchan la directora de Participación Ciudadana de la Diputación, el alcalde de Hernani y la edil de Participación del Ayuntamiento de Beasain. Todos de Bildu. En calidad de experta les acompaña Marta Harnecker, nada menos, la autora de los manuales marxistas de hace cuarenta años. Sus ‘Conceptos elementales del materialismo histórico’ le dejaron a uno las bases teóricas de la revolución y la impresión de que a lo mejor eran demasiado elementales. La marxista chilena, que vive en Cuba, nos echa una mano en la revolución vasca. Se agradece, aunque cabría pensar en que Bildu anda bien en dogmatismo elemental.

Se van a la India. Concretamente al Estado federado de Kerala, que cae al suroeste. Han localizado un ejemplo cuya aplicación en Euskal Herria daría frutos excelentes. Lo van a estudiar, a ver qué sacan. Por lo que se dice, Kerala es un «modelo de participación ciudadana», en lo que hoy es experta Harnecker, ya que no en democracias, por burguesas.

Nuestros enviados a la India irán con ilusión, pero sorprende que piensen que nos son aplicables los logros de Kerala, sin duda beneméritos. No ya porque la sociedad hindú y la nuestra tengan distintos valores (por ejemplo, el sistema de castas se nos hace raro, al menos si no somos de Bildu). Hay un problema de dimensiones. Kerala tiene 38.863 kilómetros cuadrados, unas veinte veces Guipúzcoa; 32 millones de habitantes, Guipúzcoa multiplicada por 45. En verdad necesitan el asesoramiento de Marta Harnecker: reducirá la dimensión cuantitativa a lo cualitativo; la relación entre ambas variables jugaba un papel en sus conceptos elementales.

Pero le costará quitar importancia a otra diferencia. Kerala tiene una renta per capita de 300 dólares, por 30.000 el País Vasco. De acuerdo: los países desarrollados tenemos mucho que aprender del Tercer Mundo, pero las condiciones de vida que sugieren estas cifras muestran situaciones bien distintas. Tanto, que hacen impensable la traslación de modelos participativos, más allá de los grandes conceptos que definen la democracia. Justo los que no suelen interesar a Bildu, mira qué casualidad.

Por lo que se lee, lo de Kerala es muy meritorio, pero se diría que su lema señero, la ‘participación de los pobres en la gestión de la pobreza’, tan admirable, tiene poco que ver con la realidad guipuzcoana. Suenan a sarcasmo estos viajes de autoridades de países ricos a hacer turismo de aire revolucionario en el Tercer Mundo. Si quieren regodearse en sus solidaridades parásitas, allá cada uno, pero no en viaje oficial.

De siempre han gustado al nacionalismo vasco las comparanzas internacionales, pero con frecuencia da en ejemplos chocantes. Euskadi sería la ‘Albania del Cantábrico’ dijeron en HB, y la imagen autodemoledora dejó marca indeleble en la conciencia colectiva. En su día, EA/PNV descubrieron las islas Åland como modelo: son 6.554 islas bálticas con 25.000 habitantes, pertenecen a Finlandia y tienen una autonomía respetable, pero se diría que, por dimensiones y configuración, están en otra liga, y eso dejando a un lado que, más que la autonomía, los älandeses quieren ser suecos, no fineses.

Hubo un momento en el que el PNV vio en Gibraltar el ejemplo a seguir –cuando se hablaba de soberanía compartida– y hasta envió su correspondiente excursión, sin caer en la cuenta de que Gibraltar es una colonia, que no es el estatus que el nacionalismo añora, ni siquiera en fase evolucionada. Eso, al margen de que no llegan a 30.000 habitantes y están en una roca: poco que ver con lo nuestro. Pero tienen selección de fútbol, dirán ahora, y en ese punto hay que rendirse. Por menos que eso han luchado muchos nacionalismos.

Con el paso del tiempo hemos tenido como modelos, además de a Irlanda –el ejemplo sempiterno– y hoy a Escocia: a las islas Feroe, Groenlandia, Flandes, Kosovo, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Georgia, Puerto Rico… A Quebec, por lo del referéndum –menos cuando se habla de las condiciones en las que cabe realizarlo–. Sólo ha faltado Sudán del Sur, pese a que se independizó en 2011 previo referéndum. El ocultamiento de este caso hay que atribuirlo a desidia, despiste o a que se piensa que lo de África no va con nosotros. Tampoco entusiasma el referéndum soberanista de Crimea, pese a que quizás sentaría precedente. A lo mejor porque lo sería también de desgajamientos territoriales tras la ansiada independencia.

Ante el olvido de la realidad crimeana o sursudanesa hay que agradecer la expedición guipuzcoana a Kerala. Demuestra que no estamos tan ignorantes de lo que pasa en el mundo y que admiramos al Estado hindú que alternativamente suele tener gobiernos comunistas. Descentralizó el Estado y creó algo parecido a nuestras autonomías, salvando las debidas distancias: les asombrará a nuestros comisionados. En tales marcos se ejerce la participación popular asamblearia. Aquí será en herrialdes y/o en ‘bailaras’, que es el tipo de circunscripción territorial que quiere ahora implantar EA.

Como los frutos de estos viajes tardan en verse, deberían lograr, al menos, que Donostia-San Sebastián se hermane con Thiruvananthapuram, que es la capital de Kerala. Que quede algo de la excursión.

MANUEL MONTERO, EL CORREO 20/03/14