Justicia con retraso

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 23/09/14

· Decir que la Justicia española es lenta es un tópico, pero también es una realidad cotidiana. En muchas causas pasa demasiado tiempo desde que se instruye el sumario hasta que se juzga a los acusados y en ese periodo cambian circunstancias que afectan a la comprensión social de la actuación judicial. Por ejemplo, cuando se manda a la cárcel a un acusado por delitos cometidos muchos años atrás cuando era toxicómano y le toca cumplir la pena tras rehabilitarse y haber rehecho su vida.

La Justicia es lenta, pero a veces es también inexorable, como se vio la semana pasada cuando la Audiencia Nacional condenó a un miembro de ETA por el asesinato de tres guardias civiles en Álava cometido hace nada menos que 34 años. Más de tres décadas siendo un fugitivo no han servido en esta ocasión para conseguir que hubiera prescrito la acusación.

Uno de estos casos de justicia con retraso es el juicio iniciado ayer contra 28 acusados de ser miembros de la organización ilegal Segi. La causa se abrió hace cuatro años, pero el tribunal la tiene que ver ahora. Esa dilación puede jugar a favor de los acusados porque es un hecho comprobado que la severidad de la Audiencia Nacional se ha atenuado cada vez que ha tenido que juzgar en tiempos en los que se había paralizado la actividad de ETA, incluso cuando sólo era un parón temporal.

La izquierda abertzale ha reaccionado ante este juicio como otras veces: organizando un montaje propagandístico con una concentración permanente en Azpeitia a la espera de la correspondiente intervención policial como ocurrió antes en San Sebastián y Ondarroa. Con este tipo de iniciativas los promotores buscan deslegitimar a la Justicia. Escenifican un desafío, pero es un desafío medido. Cinco acusados se quedan en la calle, pero otros 23 se presentan ante el tribunal. También persiguen poner en un aprieto al Gobierno vasco ya que, al final, es la Policía autónoma la que tiene que intervenir para detener a los cinco acusados que se han negado a acudir ante el tribunal.

En este momento, además, la izquierda abertzale se sirve de la movilización callejera, aunque sea más simbólica que otra cosa, para contrarrestar las críticas que está recibiendo desde algunos sectores internos que le acusan de haber establecido como prioridad la actuación en las instituciones olvidándose de la agitación social y de la protesta en la calle.

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 23/09/14