La banca europea, en alerta por la independencia catalana

EL MUNDO 10/08/14

· Maneja informes sobre el «boicot popular» y «fuga de depósitos» que sufrirían las entidades de Cataluña
· Teme el colapso financiero por la falta de crédito  

La independencia de Cataluña provocaría una restricción del crédito y obligaría a las principales entidades catalanas a segregar sus negocios para evitar el contagio de un posible colapso financiero. Éste es el escenario con el que trabajan los principales bancos de la City londinense, que han recibido un nuevo informe elaborado por la consultora internacional IHS en el que se advierte incluso de que España podría estar abocada a un segundo rescate de la UE.
El documento se suma a las advertencias que han lanzado otros bancos de inversión y agencias de rating.

El documento dibuja un complicado mapa para las finanzas catalanas en caso de producirse la secesión, algo que, si bien parece «improbable», para esta consultora debe ser tenido en cuenta porque originaría «consecuencias indeseadas» para la región y para España en su conjunto.

La principal hipótesis que manejan los inversores internacionales es que la independencia supondría la salida inmediata de Cataluña y sus entidades financieras del eurosistema, impidiendo el acceso a la liquidez que proporciona el Banco Central Europeo (BCE) así como a los nuevos mecanismos europeos de resolución bancaria y de protección de depositantes.

Ello obligaría a los dos principales bancos, CaixaBank y Sabadell, a segregar sus actividades y crear subsidiarias en Madrid que concentrarían la mayor parte de su negocio y que estarían reguladas y supervisadas por organismos diferentes a los de sus matrices catalanas. Actualmente sus oficinas en esta comunidad autónoma representan sólo el 27% y 32% de toda la red y, en el caso de CaixaBank, el riesgo crediticio concentrado en esta región es del 35%.

«El acceso limitado a los mercados y a la financiación del Eurobanco dejaría seriamente debilitada la capacidad de préstamo de estas entidades, originando una restricción del crédito en Cataluña», señala Antonio Timoner-Salva, economista para la banca europea de IHS y autor de este informe.

Las previsiones de esta consultora, especializada en análisis geoestratégicos para grandes corporaciones y organismos oficiales, apuntan a «una salida de capitales por parte de familias, empresas y corporaciones catalanas en busca de mayor seguridad», y advierten además de que las entidades catalanas podrían sufrir un «boicot popular» en el resto de España en forma de retiradas de depósitos.

Cuestiona además el escenario planteado por el Consejo Asesor para la Transición Nacional donde sostiene que el acceso a la financiación de la eurozona se podría lograr mediante acuerdos con otras entidades o a través de subsidiarias en Madrid. «El BCE impediría que estas operaciones se llevaran a cabo de forma sistemática para obtener financiación en Cataluña mediante filiales en otros países de la zona euro», apunta Timoner-Salva, que recuerda que Fráncfort ha impedido realizar esta operativa a Sberbank, el mayor banco ruso.

«Las instituciones con sede en Cataluña serán quienes más sufran y, ante una eventual independencia, podrían decidir establecerse en otra parte de España», continúa el documento. Las llamadas al patriotismo, apunta el autor en una conversación telefónica, no serían suficientes para detener la salida de capitales del nuevo Estado.

Con las salvedades necesarias, IHS pone como ejemplo lo que le ha ocurrido al sector financiero ucraniano tras la anexión de Crimea a Rusia.

El trabajo de este analista es el más exhaustivo hasta la fecha en cuanto a las implicaciones que tendría un evento de estas características en el sector financiero. El documento viene a completar un informe previo elaborado por el responsable en Economía Global y Financiera de esta firma, Brian Lawson, donde pronostica que la deuda pública del nuevo Estado se dispararía a 270.000 millones de euros, equivalente a un 135% del PIB.

«Una salida unilateral tendría un efecto contagio en otras zonas, particularmente en el País Vasco, interrumpiría las recientes mejoras de ratings y forzaría al país a un nuevo apoyo de la Unión Europea y la troika», vaticina Lawson.

Estas advertencias han llegado a los clientes de la consultora, entre los que se encuentran los principales bancos y compañías de la City. De momento, según confirman en varias entidades, los inversores no han ajustado sus decisiones de inversión ante este posible riesgo aunque Cataluña sigue siendo una de las comunidades con un sesgo más negativo a la hora de captar financiación extranjera. «A medida que se acerca la fecha de la consulta y crece la tensión se empiezan a valorar más las posibles consecuencias», admiten.

El informe de IHS no es el único que plantea un complicado futuro para las finanzas catalanas en caso de una secesión. El banco de inversión Nomura, con presencia en las mayores plazas financieras internacionales, señalaba a finales del pasado año que un evento de estas características tendría efectos negativos tanto para Barcelona como para Madrid. La banca internacional no olvida la fuerte dependencia a la financiación exterior de España y, en particular, de

Cataluña, la región más endeudada, con 57.000 millones de euros de saldo a finales de 2013.

Por el momento las agencias de calificación crediticia no están teniendo en cuenta esta hipótesis a la hora de elaborar sus ratings, aunque firmas como Moody’s sí han reconocido que «podrían surgir presiones a la baja» si el debate en torno a la independencia comenzara a afectar a factores económicos objetivos.

Frente a estos planteamientos, el Instituto de Investigación de Credit Suisse sorprendía esta semana con unas conclusiones que apuntaban a que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) sería más elevado en Cataluña si saliera de España. A diferencia de otros indicadores estrictamente económicos, esta clasificación incluye factores sociales y educativos. «Si sumamos todos estos elementos, encontramos que los países pequeños salen proporcionalmente muy bien», dice el informe.