La boca de la verdad

 EL CORREO – 26/04/15 – FERNANDO SAVATER

Fernando Savater
Fernando Savater

· El único objetivo del ‘proceso de paz’ es diluir a los agredidos y los agresores en una nube inconcreta de ‘dolor’ generalizado y mucho ‘problema vasco’

En la iglesia romana de Santa Maria in Cosmedin, cerca del Circo Máximo, se encuentra una de las esculturas más famosas de la ciudad eterna: es una enorme máscara de mármol que representa un rostro barbado con la boca abierta y hueca. Se la conoce como la Bocca della Veritá y tiene la reputación de morder la mano del mentiroso que se atreva a introducirla en sus fauces. Ni que decir tiene que siempre hay cola de turistas muy ufanos de sacarse una foto metiendo la diestra en el peligroso agujero…

 El buzón que los familiares y amigos de Joseba Pagaza colgamos de un árbol en la plaza de Andoain no pretendía morder a nadie. Solo aspiraba a ofrecer la oportunidad a quien quisiera usarlo de aliviar su conciencia y decir lo que hasta entonces había callado por miedo o vergüenza. En Andoain fue asesinado Joseba, como José Luis López de la Calle y otros: allí había sufrido amenazas, agresiones, allí alguien había informado de sus hábitos a los asesinos, allí muchos vecinos cerraron sus ventanas el día de la manifestación que clamaba contra su asesinato, solidarizándose así con el criminal y no con la víctima. Allí hubo y sigue habiendo muchos cómplices activos o pasivos de esa atrocidad y de las demás. Nosotros creemos que ya ha pasado la hora de los lamentos y de reunirse dócilmente para recordar a los difuntos. Por eso ofrecimos ese buzón para que, aunque fuese anónimamente, hicieran un acto de contrición quienes realmente tienen motivos para ello, los que saben que por miedo en el mejor de los casos o por odio en el peor se comportaron de manera indigna ante sus vecinos hostigados y ejecutados. Es la mínima reparación humana que pueden exigir los familiares de Joseba de quienes formaron parte de la jauría o se vieron arrastrados por ella.

En el poco más de un mes que ha permanecido el buzón en el árbol de Andoain, se han recibido bastantes mensajes, a veces conmovedores por su sencillez y sinceridad. Pero ahora el Ayuntamiento del municipio, sin dar ninguna explicación justificativa, ha decidido que el buzón debe ser retirado, sea por quienes lo pusieron o por la guardia municipal –los compañeros del propio Joseba– pero con los costes a cargo de los que lo colgaron. Esa retirada forzosa no va a acabar con los mensajes contritos o solidarios de quienes quieran enviarlos, porque sigue abierto un ‘buzón de Joseba’ virtual al que pueden remitirse, pero es sin duda un síntoma. Al Ayuntamiento de Bildu le molesta que se les recuerde que el arrepentimiento sigue pendiente y no como fórmula general y colectiva sino como declaración personal de cada uno de los que se refugiaron en la brutalidad anónima del ‘pueblo’ para abdicar de su condición de ciudadanos. El buzón en el árbol era una llamada a la conciencia, molesta naturalmente para aquellos que la tienen bien pringada o muy anestesiada. De modo que ¡fuera con él!

La retirada del buzón es una ducha de realismo para los que de verdad se creen los exorcismos del ‘proceso de paz’, cuyo único auténtico objetivo es diluir a los agredidos y los agresores en una nube inconcreta de ‘dolor’ generalizado y mucho ‘problema vasco’. Las almas bienintencionadas insisten en que hay que establecer un relato verídico de la memoria sobre lo que pasó, de modo que quede claro quienes asesinaron, extorsionaron e hicieron la vida imposible a los que no pensaban como ellos, expulsándoles de sus puestos de trabajo, de sus casas, de su vida normal como ciudadanos normales de España, que es lo que eran. Ese propósito está muy bien, claro, pero aún más urgente es repetir el relato de lo que está pasando ahora mismo: o sea, cuál es la situación actual en la universidad, la televisión, la empresa, el mundo laboral y el mundo político, todo ese universo del que tuvieron que irse a la fuerza los que estorbaban los planes de los más desaprensivos del lugar.

O lo que ocurre con el euskera, convertido en cachiporra para acogotar a la disidencia allí donde asome y mermar los derechos educativos y laborales de quienes resultan distintos a la uniformidad totalitaria que intentan imponer –en nombre de ‘este pueblo’, desde luego– los herederos políticos de la banda criminal. Por no hablar de la indecente falsificación de méritos ‘académicos’ y de otros tipos no menos fraudulentos con los que ganan beneficios penitenciarios quienes sufren el ‘exterminio’ de las cárceles españolas, presos ‘políticos’, faltaría mas, cuya actividad política fue la bomba y el tiro en la nuca a quienes se les oponían. Hablemos de hoy, no de ayer, porque hoy como ayer sigue siendo aquí muy difícil ejercer como ciudadano español, que es lo que somos hasta nueva orden.

A quienes siguen dándole vueltas y proponiendo nuevos requisitos al ‘plan de paz’, cuyo único objetivo real es sacar a los condenados de las cárceles cuanto antes y sin contrapartidas, les aconsejo que si van a Roma no metan la mano en la Bocca della Veritá: seguro que a ellos sí les muerde.