La cristofobia que nos asola

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 29/03/16

· Eso es una fobia real, presente y sangrante. Pero hablar de ello no es políticamente correcto.

· Estamos saciados de oír hablar del «peligro» de que surja una islamofobia, pero casi nadie nos habla no del peligro sino de la realidad de la cristofobia que se extiende por el mundo. El ejemplo más evidente es el atentado de los yihadistas talibanes de Pakistán contra los niños cristianos que jugaban en un parque. Eso no es una fobia potencial, como la que se intenta evitar respecto del islam. Eso es una fobia real, presente y sangrante. Pero no es políticamente correcto hablar de ello.

La realidad es que vivimos un acoso al Occidente cristiano, perpetrado por autoproclamados yihadistas. Permítanme evocar la regla del 10 por ciento a la que se refería días atrás Peggy Noonan («Unite to Defeat Radical Jihadism», WSJ 25-03-2016). No podemos generalizar la culpa de los 1.600 millones de musulmanes. Pero supongamos que sólo un 10 por ciento de ellos tienen ideas más o menos integristas. Eso serían 160 millones de musulmanes. Y admitamos entonces que sólo un 10 por ciento de esos tienen una visión positiva del yihadismo.

Eso lo dejaría reducido a 16 millones de personas. Supongamos al fin que sólo un 10 por ciento de esos están dispuestos a matar: eso querría decir que habría 1,6 millones de personas dispuestas a asesinar por su visión criminal de su religión. Y no hay ejército en el mundo capaz de hacer frente a esa multitud de asesinos potenciales que están repartidos por todo el planeta, en nuestras calles de Madrid, en los barrios obreros de Bruselas, en los parques de juegos infantiles de Lahore, en las discotecas de París… Los ejemplos son infinitos.

¿Se imaginan ustedes lo que habría ocurrido si ayer hubiese habido un ataque contra una comunidad musulmana en Madrid, París, Londres o Bruselas? Los gritos denunciando la islamofobia nos arrasarían. Pero ¿cuántas denuncias de cristofobia han escuchado en las últimas 24 horas por la matanza de casi 80 personas en Pakistán? Es cierto que muchos de los fallecidos son musulmanes, pero el ataque iba dirigido a los niños cristianos. El objetivo terrorista eran esos niños que profesan una fe a la que le han declarado la guerra. Si colateralmente murieron musulmanes, ellos serán recompensados en el otro mundo porque la suya fue una muerte justa –a ojos de sus asesinos–.

Pero las voces en defensa de la libertad de culto y de conciencia no se escuchan porque la libertad para ser cristiano está en retroceso en todo el mundo. En Occidente, porque el auge del laicismo promovido en su día por la izquierda y abrazado hoy por la derecha hace que se considere retrógado ser creyente. Y en la islámica, porque una minoría quiere acabar con los que no profesamos su fe. Harían bien todos los occidentales en darse cuanta de que para esos yihadistas son igual de culpables un católico de Misa diaria y Comunión frecuente que un ateo convencido. Mejor será que frente a la barbarie defendamos todos el derecho a profesar la fe. Y a no profesar ninguna.

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 29/03/16