La cruz de la campaña

Qué ironía. ETA mató a su amigo Gregorio Ordóñez, y a ella le llaman «terrorista». Hemos avanzado poco en esta asignatura. ¿Qué Historia de los últimos 40 años les habrán contado a esos fanáticos? El BNG y ERC han permitido esas escenas de agresión con impunidad. Los dos gobiernan con el PSOE. Zapatero debería dirigir sus dardos hacia esos nidos de intolerancia.

Será que la emulación de la intolerancia consigue acumular fuerzas entre los más fanáticos, pero ahora que se han vivido episodios de violencia callejera en Cataluña como en Galicia que nos resultan tan familiares en el País Vasco, se daba por descontado que la campaña electoral no iba a ser muy distinta. Esta vez le ha tocado el turno a María San Gil, a quien sus jefes y compañeros de partido quieren pasear por toda la geografía española, conscientes de su «gancho» en el contacto directo.

Es cierto que su partido está recuperando la iniciativa del debate electoral en los últimos días y que los sondeos le están situando en un empate técnico, pero el PP tiene el hándicap de la atracción del voto femenino, según revelan algunos sondeos. Tienen a Ana Pastor o Soraya Santamaría, pero Rajoy necesita que María San Gil recorra todos los rincones. Quizás sería más eficaz que se centrara en Vizcaya (hoy vuelve), donde las intenciones de voto dan la pérdida de un escaño al PP a favor del PSE o PNV. Pero, de momento, ayer le tocó a la presidenta del PP vasco recibir el revés de la campaña en forma de insultos y descalificaciones.

Es lo que tiene haber sembrado tantas semillas de agravios. Que si perteneces a un partido a quien el PSOE (por ejemplo) identifica con la «derecha extrema», los «herederos del franquismo» o que sus mensajes tienen tufillo de xenofobia nadie te libra de que te intenten dar un guantazo por mucho que te llames María San Gil, a pesar de lo bien que cae esta mujer en general entre la afición. Pero así está el ambiente de caldeado después de una legislatura francamente crispada. Tanto, que los artistas que apoyan a Zapatero no deben de estar tan alegres como presumen cuando permiten que un director de cine arremeta contra el principal partido de la oposición diciendo que representa a la «teocracia humillante y estúpida». Una afrenta de tamaño sideral para quienes predican la tolerancia.

Será que la culpa la tiene el PP que crispa tanto que los demás le tienen que insultar. Será eso. Del intento de agresión de los jovencísimos nacionalistas gallegos contra María San Gil hay que resaltar sus miradas de odio. Quienes la intentaban agredir la llamaron «fascista» mientras gritaban a favor de las organizaciones satélite de ETA. Qué ironía. ETA mató a su amigo Gregorio Ordóñez, mientras comían los dos y es a ella a quien llaman «terrorista». Hemos avanzado poco en esta asignatura.

¿Qué les habrán contado a estos fanáticos sobre la Historia de los últimos 40 años? El BNG en Galicia y ERC en Cataluña han permitido estas escenas de agresión que se suelen desarrollar con total impunidad. Los dos gobiernan con el PSOE. El presidente Zapatero podría aprovechar para dirigir sus dardos hacia esas esquinas donde, de verdad, anida la intolerancia.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 13/2/2008