La CUP extiende a toda Convergència el veto a Mas: «No tendrán nuestro apoyo»

EL CONFIDENCIAL 06/10/15

· La ideología de ultraizquierda que tiene la CUP choca frontalmente con el ‘neoliberalismo’ del partido de Artur Mas, lo que añade otro plus de desencuentro

La venganza es un plato que se sirve frío. Y al presidente catalán, Artur Mas, comienzan a llegarle los aromas del plato que le van a poner en la mesa los que podrían haber sido sus aliados de Coordinadora d’Unitat Popular (CUP). El cabeza de lista de esta candidatura, Antonio Baños, ha repetido varias veces que no apoyará la investidura de Artur Mas. Al ‘president’ van a hacerle pagar todos los recortes que ha asumido a lo largo de las dos legislaturas -dos medias legislaturas, en realidad- en que ha gobernado.

La CUP va más allá y no apoyará jamás a un candidato a presidente de la Generalitat que esté ligado a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Así lo expresan fuentes de la candidatura de esta organización radical en declaraciones a El Confidencial. “El nombre de CDC está ligado a la corrupción y hay varios sumarios judiciales abiertos, lo que invalida a alguien de ese partido a ser ‘president’, por lo que jamás un representante de Convergència tendrá nuestro apoyo”.

Pero, además, hay otro motivo de peso: la ideología de ultraizquierda que tiene la CUP choca frontalmente con el ‘neoliberalismo’ del partido de Artur Mas, lo que añade otro plus de desencuentro. Y no es solo CDC lo que preocupa a los ‘cupaires’ (representantes de la CUP en el argot político catalán): Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) es cómplice de algunas de las “barbaridades” que Artur Mas acometió estos últimos años.

En el documento titulado ‘Programa político plebiscitario’, la CUP no deja títere con cabeza. “Si en algo coincidimos todas las opciones políticas que concurrimos a las elecciones catalanas del 27 de septiembre es en definir el momento actual de histórico y de excepcional. Ahora bien, lógicamente, los intereses de clase que representan son muy diferentes”, dice el texto.

Los radicales no ahorran críticas a la “candidatura unitaria” de Junts Pel Sí, formada por CDC, ERC, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. “En Cataluña, los gobiernos de CiU, con el apoyo parlamentario de ERC, han llevado a cabo los recortes más importantes de la historia reciente, actuando, de esta manera, como delegados de las políticas del capital contra la mayoría social”, explica el documento.

La manipulación de las masas
El análisis que hace de las movilizaciones de los últimos años es muy crítico, ya que acusa a los principales partidos y a las organizaciones de la “sociedad civil” de quedarse en el terreno anecdótico de la reivindicación de la independencia y de instrumentalizar las grandes manifestaciones. “La crisis social no ha producido ningún movimiento masivo, coherente y organizado como el de las movilizaciones independentistas, que hubiese tenido que propiciar una unidad nacional y de clase contra la política de CiU, subordinada en el plano económico y posibilista en el plano nacional respecto a la oligarquía y el Estado español”.

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De ahí que todo quedase en una gran pantomima al servicio de algunos intereses muy particulares: “La falta de una potente organización social y política de masas contra la política de clase de los gobiernos de CiU ha propiciado que el movimiento por la independencia dispusiese de una autonomía política aparente respecto al conflicto social y de clase producido por la crisis”. En este punto es donde acusa a la ANC de no tener “herramientas analíticas, valentía política ni capacidad organizativa” para unificar en la misma reivindicación “el lado social y el nacional» en un solo eje.

Política de ‘tierra quemada’
La cuestión para la CUP se plantea cuando sitúa un Gobierno de Junts Pel Sí en una situación en la que el Estado español “impusiese una política represiva más articulada, compleja y decidida que hasta ahora y con el posible asesoramiento de los gobiernos de la propia UE”.

Los ‘cupaires’ se desahogan en este punto: “La falta de planteamiento de la resistencia para las masas movilizadas -desobediencia, insumisión, huelgas generales- representa, en sí misma, no ya una claudicación previa y previsible de Junts Pel Sí, sino una temeridad que puede acabar en una frustración general y una política de tierra quemada de los propios dirigentes”. Y añade: “La misma gente que se autoorganizó para desafiar como nunca al Estado español está en condiciones de dar un salto adelante y poner definitivamente al descubierto los juegos de manos de CDC para disfrazar su incapacidad de raíz para resolver la cuestión cabal del momento histórico que vivimos”.

Para los radicales, las propuestas de la candidatura de Artur Mas tienen un carácter “cumplidor y asimilista”. La organización extremista espera que la propia dinámica muestre los límites de la estrategia de Junts Pel Sí a corto plazo y sus anhelos “se disuelvan como un azucarillo en el agua”. Con planteamientos como este, Artur Mas lo tendrá difícil para conseguir el apoyo de la CUP.