La gran mixitificación

ABC 01/12/16
LUIS VENTOSO

· Descuajeringar la Constitución no aplacará a los separatistas

OBNUBILADOS por la corrección política y perezosos para cotejar datos, eminencias del PSOE y la mayoría de los tertulianos han saludado como «bueno para España» el pacto del PNV y la delegación vasca del Partido Socialista Obrero Español. Como saben, a cambio de unas consejerías menores y de pintar algo tras su enésimo castañazo electoral, el PSE se plegó a aceptar el término «nación» vasca y una reforma estatutaria para más autogobierno. Es decir: el PSE da oxígeno a una maniobra del PNV que no atiende a ninguna demanda o necesidad real de los vascos, sino a la pulsión ideológica de ir dando pasitos para llegar a lo que al final es la tierra prometida de todo nacionalista, la creación de un nuevo Estado independiente. Algunas preguntas:

—¿Está discriminado el País Vasco en España? Todo lo contrario. Junto con Navarra, e invocando fueros medievales, disfruta de un concierto fiscal privilegiado respecto al resto de los territorios y anómalo en cualquier nación democrática europea. El País Vasco goza en España de una espectacular bicoca fiscal. Entre 2011 y 2013, por ejemplo, el ingreso medio por habitante de las quince autonomías de régimen común fue de 2.933 euros al año. Pero por cada vasco fueron 4.079 (en Navarra todavía más: 5.236). El perenne y cansino victimismo del PNV, al que el PSE da pábulo como su muleta filonacionalista, está totalmente injustificado.

—¿Va a mejorar la vida real de los vascos con más autogobierno? No necesariamente. Y se ve bien con un ejemplo sencillo. Una de las reclamaciones estrella es que las competencias de prisiones pasen al País Vasco. Eso no cambiará en nada la vida real de los ciudadanos de allí. Solo tiene una razón de ser: ir armando el Estado vasco y lanzar un guiño al mundo posetarra.

—¿Notaría un turista de Osaka, o de Lima, que visitase Vitoria y Burgos grandes diferencias? Casi ninguna. Vería dos hermosas ciudades del norte de España muy parejas, con el mismo comercio, el mismo idioma universal en las calles (el español), la misma forma de vestir y divertirse, personas de porte idéntico. Esa es la –impronunciable– verdad, fruto insoslayable de más de cinco siglos de historia común, donde nos hemos mezclado y hemos compartido todo tipo de vivencias y valores.

—¿Quieren los españoles más autogobierno? Todo lo contrario. Según el CIS, solo apoyan más poder para las autonomías el 13% y la independencia un 9%. La gran mayoría prefiere el modelo actual (37%), un 19,7% quiere un Estado central sin autonomías y un 11,2% menos autogobierno. Los españoles reales piensan justo lo contario de lo que inculca como dogma de fe nuestro buenismo, pusilánime ante el separatismo.

Podemos seguir engañándonos, pero si hoy España sufre una grave acometida del independentismo se debe a que se ha debilitado el patriotismo español, sobre todo por la inhibición culposa del PSOE, entregado desde Zapatero al pachangueo con el nacionalismo. Y así les va de bien: en moto al abismo.

(Miopía grave de Rajoy y Santamaría abonándose a las tesis entreguistas de Rubalcaba en contra de lo que piensan la inmensa mayoría de los españoles. Aguar la Constitución no aplacará las ansias de ruptura, pero sí debilitará al Estado).