La Guardia Civil ve en la inmigración pobre un «caldo de cultivo» para el terrorismo islamista

 

La Guardia Civil considera, en un documento de uso interno, que la inmigración ha creado «importantes bolsas de población» que, en algunos casos, pueden dar lugar a «situaciones de marginación y pobreza» que constituyen un «caldo de cultivo idóneo» para la propagación del terrorismo islamista.

Así se afirma en una Orden de Servicios sobre prevención de atentados terroristas firmada el pasado 5 de abril por el director adjunto operativo de la Guardia Civil, Cándido Cardiel, difundida hoy por la asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC).

El documento, que es continuación del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista redactado por el Ministerio del Interior en 2005, alerta del peligro de los terroristas suicidas que incrementan el número de posibles objetivos y disminuyen «la efectividad de la disuasión por la presencia policial».

La nota interna advierte además de que la participación de España en misiones internacionales como la de Afganistán, pone al país en el punto de mira de estos grupos terroristas. En el plan de prevención de atentados terroristas, en el que detalla los dispositivos de seguridad necesarios en función del nivel de alerta, la Guardia Civil pone especial énfasis en la protección de los aeropuertos y de sus áreas colindantes.

El instituto armado considera fundamental vigilar las zonas desde las que se pueden observar los movimientos de los aviones para evitar que los terroristas puedan atacar a las aeronaves en las fases críticas del despegue y el aterrizaje. También ordena ejercer un control exhaustivo de todo tipo de aeródromos, aeroclubes, helipuertos o campos eventuales en los que puedan operar pequeñas aeronaves para detectar a tiempo su posible utilización con fines terroristas. Sobre el terrorismo de ETA, otro documento interno del Servicio de Información del instituto armado informa de que ETA utiliza desde hace dos años en sus artefactos explosivos un nuevo temporizador que concede mayor seguridad a los terroristas. El nuevo dispositivo, llamado AKT (Temporizador de cuenta atrás, por sus siglas en euskera), puede ser programado para que la bomba estalle en un periodo comprendido entre un minuto y 23 horas y 59 minutos, lo que permite un amplio margen de protección para los etarras. En el documento, hecho público por IGC, se hace especial hincapié en que el sistema permite al terrorista programar con antelación la hora de la explosión, ya que el detonador está protegido con un triple interruptor de seguridad. En el caso de que el temporizador, instalado en el interior de una fiambrera transparente, funcione correctamente, se enciende un diodo led de color rojo, visible desde fuera del artefacto al igual que el reloj digital que señala el tiempo restante hasta la deflagración. «Además y para mayor tranquilidad del terrorista, este sistema permite su desactivación ante cualquier eventualidad o problema que le pueda surgir al mismo una vez que lo ha activado», añade el informe.

LA VANGUARDIA, 20/4/2010