La izquierda abertzale espera el final de ETA para impulsar un nuevo pacto político

Plantea «un acuerdo histórico de mínimos» con PNV, PSE y PP para un cambio de marco

La izquierda abertzale se ha esforzado estos últimos días en que quede claramente visualizado su desmarque de ETA. La formación ilegalizada sigue dando pasos para precipitar el final definitivo de la violencia y abrir, ya en una situación de paz, una nueva fase política en la que aspira a lograr un «acuerdo histórico de mínimos» sobre un nuevo marco político para Euskadi. Un pacto al que quiere sumar al PNV y al PSE-EE, y, por qué no, también al PP, según fuentes solventes de la izquierda abertzale.

A las contundentes declaraciones de Arnaldo Otegi en la Audiencia Nacional durante el juicio del caso Bateragune se ha sumado el comunicado leído al término de la multitudinaria manifestación del sábado en Donostia. En un gesto inusual, sino inédito, el texto aludía explícitamente a las siglas de ETA, además de al Estado, para pedir que cese todo tipo de violencia. Este conjunto de mensajes busca consolidar su apuesta por vías sólo políticas destinada a «cerrar el ciclo de la lucha armada» a través de un proceso con el Estado para acelerar el final de ETA y resolver cuestiones como el futuro de los presos.

Un escenario que la izquierda abertzale ve posible más pronto que tarde si el Gobierno se implica y en el que la organización armada puede dar nuevos pasos una vez que se oficialice próximamente la puesta en marcha de la comisión de verificación del alto el fuego impulsada por los mediadores de Brian Currin.

A partir de ahí se plantea un gran reto para la formación independentista. El de abrir un proceso político, ya en ausencia irreversible de la violencia de ETA, basado en un consenso de mínimos sobre el nuevo marco político de Euskadi y su capacidad de decidir su futuro, según los medios consultados. En este pacto de mínimos ven factible sumar al PNV, partido que comparte la reivindicación del derecho a decidir y que también busca un nuevo marco para el País Vasco, aunque los parámetros y ritmos sean diferentes a los del mundo de la antigua Batasuna. Pero la izquierda abertzale parte ahora de la premisa de no repetir el esquema de Lizarra, de mera acumulación de fuerzas soberanistas, y aspira a sumar a este acuerdo de mínimos histórico también a los socialistas, en el convencimiento de que en un escenario sin terrorismo se pueden lograr avances en esta materia con el PSE-EE, como ya ocurrió en el frustrado proceso de Loiola.

La izquierda abertzale no renuncia a incorporar tampoco al PP a esta entente, consciente de que Mariano Rajoy puede ser el próximo presidente español. Las posturas a día de hoy están en las antípodas pero el sector ilegalizado detecta una mayor flexibilidad en la actual dirección popular en Euskadi y valoran que Rajoy no haya hecho del caso Bildu especial caballo de batalla en la última campaña. No obstante, parece bastante claro que para atraer al PP el actual escenario de tregua debe haber avances en ETA hacia su final definitivo antes de los comicios generales de marzo. De hecho, la posibilidad de que antes de fin de año se produzcan avances cualitativos de la organización armada empieza ya a tomar cuerpo en determinados ámbitos políticos de Madrid. Es por ello que la izquierda abertzale está interesada en que no se adelanten a otoño las elecciones, para ganar tiempo en el objetivo de consolidar el camino abierto hacia la normalización en Euskadi.

La libertad de Otegi

El sector ilegalizado espera que el nuevo Gobierno español, sea dirigido por el socialista Rubalcaba o por Rajoy, se encuentre un escenario sin violencia tan consolidado que no pueda desandar el camino hacia un nuevo proceso político vasco. Para ello, está dispuesto a ofrecer garantías y seguir generando dinámicas políticas, pero también reclama al Estado que active medidas para mejorar la situación de los presos. La izquierda abertzale también considera muy importante la libertad de Otegi, que puede ser factible si es absuelto en el caso Bateragune. Otegi se convertiría en el abanderado de la apuesta por vías exclusivamente pacíficas, en las que el ex portavoz de Batasuna viene trabajando junto a otros dirigentes como Rufi Etxeberria o Rafa Díez Usabiaga, desde el final del proceso de paz anterior.

La posible llegada de Bildu al Congreso de los Diputados puede abrir una vía de comunicación entre la sensibilidad de la izquierda abertzale y el PP, que vaya más allá de las relaciones personales cotidianas que, actualmente, se puedan fraguar entre los populares vascos y la coalición de EA, Alternatiba e independientes en las instituciones vascas donde ahora coinciden. En todo caso, cualquier hipotética toma de temperatura de los populares hacía ese mundo estaría protagonizada por los populares vascos, ya que Rajoy no moverá ningún dedo hasta tener asegurado su retorno a la Moncloa.

De lo que sí se muestran totalmente convencidos en la izquierda abertzale es de que el ciclo de la lucha armada «ha acabado», y deducen que, en función de sus últimas decisiones y pronunciamientos, la propia ETA también lo asume. «No habrá escisiones, ni vueltas atrás». La formación independentista dibuja un escenario consolidado de paz, en el peor de los casos, para las elecciones vascas de 2013. Un plazo en el que coincide con el lehendakari, que también empieza a ver esa fecha como la de la paz definitiva.

De cara a esos comicios, la izquierda abertzale quiere seguir apostando por la unidad soberanista que tanto éxito ha reportado a Bildu. La coalición aspira a echar sus redes a fuerzas como Aralar o Nafarroa Bai. Por el contrario, no entra en sus planes una confluencia electoral con el PNV, con el que disputarán la hegemonía del abertzalismo en las autonómicas, quien sabe si con Otegi de candidato a lehendakari.

Para esa cita quedan dos años claves en los que la izquierda abertzale seguirá trabajando impulsada por el éxito de Bildu. Una victoria que quieren gestionar con responsabilidad, conscientes de que la mayor parte de estos votos son «a favor de un nuevo escenario en el que la izquierda abertzale no puede volver atrás». «No podemos creernos que con estos votos se acabó el ser responsables», zanjan las fuentes consultadas.