La jugada de Esquerra

EL CORREO 17/09/14
TONIA ETXARRI

Cuando al fin Artur Mas desveló la carta que habíamos manejado desde algunas tribunas, al insinuar que no le queda más remedio que convocar elecciones anticipadas, el líder de ERC dio un giro de 180 grados para decir que ahora quiere entrar en el Gobierno catalán. A buenas horas se presentaba como solución quien había supuesto un problema durante los dos años de legislatura.

La resistencia de algunos a creer que la única salida que tiene Artur Mas es adelantar las elecciones se debe a la incertidumbre que se presiente en la composición del nuevo Parlamento catalán. Con ERC al mando, Convergencia con fuga de votos y crisis en la U de Unió, el PSC perdiendo, el PP minoritario, Iniciativa en el medio, Ciudadanos, la CUP y la sucursal de Podemos…

En Euskadi, en donde ya pasamos por ese trance cuando el lehendakari vio impugnada y anulada su ley de consulta, los resultados de aquellas elecciones fueron muy distintos. El PNV no obtuvo la mayoría necesaria; cierto. Pero la comunidad autónoma vasca tuvo su primer y único gobierno constitucionalista gracias al pacto entre el PSE y el PP.

Nada que ver con la situación actual en Cataluña. A ERC, situada en el primer puesto del ranking electoral, lo que más le importa es arrebatar cuanto más poder municipal a CiU y PSC, ahora que los de Podemos/Guanyem vienen empujando en las instituciones. Por eso no le conviene adelantar unas elecciones autonómicas en puertas de la celebración de los comicios locales. Cada convocatoria a su debido tiempo.

A Oriol Junqueras le ocupa la consulta secesionista. Y no tiene especial interés en ocuparse de la gestión del gobierno de la Generalitat en estos momentos. Pero, con tal de que no se celebren ahora unas elecciones autonómicas, ha sido capaz de proponer a Artur Mas echarle una mano a condición de «blindar» la consulta. No ha mostrado especial afición, en estos dos años, en sellar alianzas con un partido como CiU, que ha iniciado su pendiente en descenso sin frenos, un partido que no propone en sus programas la independencia y que, además, está salpicado por la mácula del escándalo del clan Pujol.

Pero ayer pretendía hacer un juego de palabras para impedir que Artur Mas, comprometido con el presidente Rajoy en cumplir con la legalidad, convocara las elecciones. Demasiado tarde. Está el camino pautado. Y la consulta secesionista, por ilegal, no podrá realizarse. Sin más ruidos. Sin necesidad de ver «tanques» donde el ministro Margallo dice que se incluirá «lo que haya que incluir» para impedir que se cometa una ilegalidad. Y probablemente, Convergencia, como hizo en su día el PNV, tendrá que buscar al sustituto de Artur Mas. Y después, como en Euskadi, a seguir negociando traspasos de competencias, que es a lo que se dedica ahora Urkullu cuando se reúne con Rajoy.

ERC tiene ya mucha experiencia en fagocitar a los socios de ocasión. La experiencia del tripartito no es de las que más orgullosos pueden sentirse los socialistas catalanes. Pero Oriol Junqueras, por si acaso y antes de que se celebren las próximos comicios, ya tiene un culpable sobre quien cargar la responsabilidad del fracaso de la consulta.