La mala conciencia – Santiago González

SANTIAGO GONZÁLEZ, 22/08/13

Santiago González
Santiago González

· Tengo desde hace años una gran estima intelectual por Andoni Unzalu. Él era todavía nacionalista cuando empezó a publicar  con periodicidad regular en El Correo unos artículos que a mí me parecían buenos. Un día lo llamé para hacerle saber lo mucho que me había gustado uno de ellos. Tenía información, razonamiento, respeto por el Estado de derecho, condena  de la violencia y empatía por las víctimas. Me llamó la atención que en ocasión como aquella él se sintiera obligado a expresarme que no le gustaban algunos de los míos en un alarde de franqueza no solicitada.

Unzalu fue nombrado secretario general de Comunicación por Patxi López tras asumir la Presidencia del Gobierno Vasco, en mayo de 2009 y creo que su pluma y su discurso ayudaron a crear el mejor Patxi López que uno haya conocido: el del discurso fúnebre en las escaleras del Ayuntamiento de Bilbao, tras la manifestación de protesta por el asesinato del inspector Eduardo Puelles.

Hoy ha publicado éste: ‘La mala conciencia’. Léanlo. Es un notable artículo sobre el asunto de la txupinera, una ocasión más en la que la que se cumple aquella gran paráfrasis de Manu Montero sobre Clausewicz: “Las fiestas vascas son la continuación de la política por otros medios”. Impecable la cita de Edmund Burke: «Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada», inspiradora probablemente de la que muchos años después nos dejó Martin Luther King: «Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas». Podría haber sido un artículo sobresaliente si no fuese, porque, como en aquella ocasión en la que mantuvimos nuestra primera conversación y en la conversación que Travolta mantiene con Uma Thurman al llegar a casa de ésta en ‘Pulp Fiction’, contiene algún detalle más de los necesarios. Por ejemplo, estas palabras que vienen tras seis párrafos ejemplares:

“A mí me duele en el alma tener que reconocer que fue un señor pequeño de bigote, con tics autoritarios, el que mandó parar, aunque es verdad que Zapatero tuvo los reflejos de sumarse. Y los lectores se acordarán de las cosas que se decían. Tampoco entonces «era inteligente ilegalizar Batasuna».”

El peligro de las antonomasias. Al leer lo del “señor pequeño de bigote”, me sorprendí un poco: ¿Qué motivo de agravio puede tener Andoni Unzalu contra Txarli Prieto? Me llama la atención que habiendo escrito pocas líneas antes ‘el lehendakari Patxi López’, en justa aplicación del protocolo, no cite a José María Aznar por su cargo de entonces, ‘presidente’ o ‘ex presidente’, si se quiere. Pero lo de ‘un señor pequeño de bigote’ es a todas luces inadecuado y comparado con el resto del artículo suena mezquino y algo cazurro. Le duele el alma por tener que reconocerle acierto a Aznar en la lucha contra el terrorismo, lo cual denota que sus fobias se imponen a su racionalidad. Cada uno tenemos las nuestras, ciertamente, pero en el caso inexistente de que Zapatero hubiera visto venir la crisis y hubiese tomado las medidas necesarias para minimizarlas, no me imaginaría escribiendo: “A mí me duele en el alma tener que reconocer que fue un señor de León de escasas luces, con tics tan autosatisfechos como injustificados, el que puso freno a la crisis e inició el camino de la recuperación”. El detractor más acérrimo de Zapatero debería escribir al respecto: “No todo lo hizo mal. Laus Deo!”

Se imponen tanto que empujan los hechos hacia sus prejuicios (“aunque es verdad que Zapatero tuvo los reflejos de sumarse”). De sumarse, ¿a qué, Andoni? En julio de 2004, tres meses después de su investidura, el presidente Zapatero afirmó en El Escorial, en un mano a mano con el entonces juez Baltasar Garzón que él tenía “una agenda progresista para la lucha contra el terrorismo”. Fue el primer anuncio del llamado ‘proceso de paz’. Al año siguiente fue legalizada una de las marcas blancas de Batasuna que había sido ilegalizada por el TS en marzo de 2003, después de que Aznar mandara parar: EHAK, el Partido Comunista de las Tierras Vascas.

En 2007 fue legalizada otra, ANV, con la extravagancia de que se legalizó en unos pueblos y en otros no. No voy a aburrir con datos, pero en la memoria de todos, y desde luego en la de Unzalu, deben estar las intervenciones del lehendakari López para empujar al Tribunal Supremo y al Constitucional a legalizar Bildu y Sortu. Tal vez en un artículo sobre el caso de la Txupinera, habría que tener en cuenta algunos de estos detalles. Un poco más adelante,  un razonamiento impecable se le tuerce cuando al final le asoma otra vez la puntita de la fobia:

Y, sin embargo, cuando todo se oculta, cuando los responsables han dimitido, sólo la aplicación de la ley tiene el efecto pedagógico de volver a reivindicar los valores democráticos en la sociedad. Cuando actúa la justicia es consecuencia de un fracaso social y político. Lo fue entonces y lo es ahora. El delegado del Gobierno no debería tener que actuar.

Lo de la chupinera no debería haber pasado nunca, ni lo de los carteles, ni las manifestaciones que se incrustan en las fiestas, en el Azoka de Durango y un largo, etc. Debería haber sido la propia sociedad vasca la que debería haber impedido todo eso. Pero no, no ha pasado. Y ése es el problema que seguimos teniendo en Euskadi. No que un delegado que se cree un Quijote moderno ande todos los días yendo a los tribunales.

Si el delegado del Gobierno ha tenido que actuar por el silencio y la pasividad de la sociedad vasca que denuncia Unzalu en estos dos párrafos y en el resto de la pieza, ¿a qué viene ese descalificador “un delegado que se cree un Quijote moderno ande todos los días yendo a los tribunales”?

No parece congruente que Andoni Unzalu reparta vara con tanta ecuanimidad entre quienes burlan la ley y esa caterva de tíos bajitos con bigote y complejos quijotescos que se afanan en hacer que se cumpla. El mismo Burke al que cita Andoni, primer crítico de la Revolución Francesa ya lo había visto claro: “La ley es la seguridad del pueblo, la seguridad de cada uno de los gobernados y la seguridad de cada uno de los gobernantes.”

SANTIAGO GONZÁLEZ, 22/08/13