La palabra maldita

EDURNE URIARTE – ABC – 11/08/15

· Ciudadanos está demasiado pendiente de parecer moderno y progresista como para hacer alardes de españolidad.

Ni siquiera Xavier García Albiol quiere utilizarla, y eso que nos encontramos ante el político con menos complejos que ha surgido en los últimos tiempos en Cataluña, la mejor decisión de Rajoy y del PP, y seguramente el único líder que puede resucitar al PP catalán. Pero ni Albiol quiere pronunciar «españolista». En una de sus últimas entrevistas, ha apelado a la necesidad de consenso entre las «fuerzas no independentistas». La idea del consenso es estupenda, el problema está en la palabra, mejor dicho, en la no palabra, en los «no independentistas». La palabra, que está maldita, no aparece. Y como no hay palabra, tampoco hay identidad, no la hay pública, reconocida, defendida, digna, deseable, emulable. Está oculta, escondida, vergonzante, es poco presentable, es peligrosa.

Estamos donde estábamos en el País Vasco hace quince, veinte años. Cuando otros dos líderes igual de desacomplejados y diferentes como García Albiol, Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo, tampoco osaron pasar de aquella palabra sin contenido que era «constitucionalista». También entonces, los partidos españolistas, PP y PSOE, eran los partidos «no nacionalistas», los partidos de la identidad negativa, lo que, en política como en la vida, equivale a los partidos sin identidad. Acabaron llamándolos «constitucionalistas», un concepto políticamente espantoso que permitía al menos evitar el No de los «no nacionalistas». Para seguir sin identidad y con una supuesto concepto elegante y progresista, pero completamente ridículo. Como si se nos ocurre, por ejemplo, llamar «legalistas» a PP y Ciudadanos en Cataluña.

Pero si tampoco Jaime Mayor y Nicolás Redondo, dos hombres con una capacidad de innovación y ruptura que aún sorprende más con el paso del tiempo, sobre todo, cuando vemos el PSOE actual, fueron capaces de ir más allá del horror aquel de «los constitucionalistas» fue porque estaban completamente solos. Como ahora García Albiol. Y me refiero a la política, y, sobre todo, al mundo intelectual. Del PSOE de Sánchez y del PSC, sobran las reflexiones, la palabra «españolista» les produce alergia, les suena a franquista. Y Ciudadanos está demasiado pendiente de parecer moderno y progresista como para hacer alardes de españolidad y revoluciones conceptuales de este calibre.

Pero el problema de fondo es cultural. El de la ausencia de un conjunto de líderes periodísticos e intelectuales con la suficiente fuerza para asumir y normalizar la palabra maldita. Para dar identidad a los catalanes, y vascos, que se sienten españoles. Y que viven en unas comunidades donde se niegan sus sentimientos de identidad. Mientras no seamos capaces de poner nombre a esa identidad, se aceptan sugerencias si alguien tiene una idea mejor que españolista, no habrá manera de conformar una gran mayoría activa y desacomplejada en favor de la españolidad de Cataluña.

Y estaremos donde estábamos hace veinte años con aquello de los constitucionalistas, en la miedosa apelación a la ley, en el pánico a las palabras y a la reivindicación. Y no habrá independencia de Cataluña, más que nada porque no la desea la inmensa mayoría de catalanes, pero seguiremos con el mismo debate completamente falseado entre una supuesta mayoría independentista que no es tal y una mayoría españolista real pero miedosa y silenciada.

EDURNE URIARTE – ABC – 11/08/15