La Policía tira de las orejas a los Mossos

EL MUNDO 01/09/13

Les advierten que hará cumplir la ley si ellos no actúan contra un referéndum ilegal

Las aguas, cada vez más caldeadas. Y no solo en el ámbito político. No. Crece también en el ámbito policial a un nivel que no se había llegado nunca. «Nosotros estamos para hacer cumplir la ley». Parece una frase lógica. Y más si quienes la pronuncian forman parte de la cúpula policial, están al máximo nivel en el Cuerpo Nacional de Policía, dependiente del Ministerio del Interior. Y añaden que la Policía está para hacer cumplir el Estado de Derecho.
Pero no son frases vacías. Tienen un claro destinatario, el comisario jefe de la Policía autonómica catalana, José Luis Trapero, quien la semana pasada realizó una entrevista en Catalunya Ràdio que ha despertado un fortísimo malestar entre los máximos responsables policiales del Ministerio del Interior. El máximo responsable de los Mossos, explicó que, ante una posible consulta independentista en 2014 no autorizada por el Estado, los Mossos estarán preparados «para lo que venga».
Y ante la posibilidad de que desde el Ejecutivo central se ordene a los Mossos retirar las urnas en esta ilegal consulta, el máximo responsable policial de los agentes autonómicos aseguró que su responsabilidad es ser «la policía del país [en referencia a Cataluña] y estar preparado para cualquier evento futuro». Pase lo que pase, Trapero aseguró que los Mossos, institución que calificó de «estructura de Estado», estarán «al lado» de la Generalitat.
Desde la cúpula policial del Ministerio del Interior, además de recibir con un profundo malestar estas declaraciones que consideran claramente retadoras, interpretan que se tarta de un paso más en la dinámica de enfrentamiento político desde Cataluña, un paso más en este órdago soberanista.
Entienden que si Trapero no hablara respaldado por sus mandos políticos hubiera tenido que ser destituido inmediatamente por dejar claro que está dispuesto a vulnerar el ordenamiento legal establecido.
En su momento, el ex consejero de Interior, Felip Puig, aseguró que en caso de que el Estado no autorice la consulta, los Mossos estarán «al lado» de la Generalitat.
Y desde la Policía, se insiste en que debe quedar claro que su obligación es hacer respetar la ley y que harán lo que haya que hacer por que se respete la legislación vigente.
Los roces entre ambas policías son históricos, y hasta ahora, siempre estaban basados en las ansias profesionales de ganar competencias. Pero desde que se ha pisado el acelerador en el reto independentista, el choque policial ha crecido en intensidad.
Los Mossos han tratado de hacerse hueco en las relaciones policiales con otros países. La institución, por ley, encargada de coordinarse con los agentes de otros países es la Policía Nacional. Los Mossos (igual que la Ertzaintza) han querido siempre tener presencia en estamentos internacionales. Pero ahora es cuando tratan de hacerse hueco a codazos y con patadas en la espinilla a las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado y saltándose la normativa del Ministerio del Interior, que es la vigente, según se ve en la Policía.
En esta polémica entrevista, Trapero también defendió que los Mossos logren un puesto en organismos policiales internacionales. Considera que es «una necesidad». Cataluña quiere estar presente en Europol, Interpol y otros organismos de coordinación tanto a nivel europeo como mundial, como si se tratara de un cuerpo policial estatal.
Y quiere una policía cuya dependencia de sus «hermanos mayores» [que serían los cuerpos de la seguridad del Estado; Policía Nacional y Guardia Civil] sea menos que cero. Y por ese motivo también trata de blindar las informaciones que provienen de las policías locales y municipales de Cataluña.
Desde que se ha puesto en marcha el reto soberanista, la consigna, la orden no escrita es: ni un dato a Policía ni a Guardia Civil. Nada de nada. Los mandos de las diferentes policías municipales de Cataluña (y son muchas y con amplias plantillas) han trasladado a sus efectivos que todo dato policial relevante sea trasladado siempre (y repiten siempre con insistencia) a los Mossos.
Según fuentes de diferentes policías municipales de Cataluña, la orden es siempre verbal. De lo que se trata, entienden, es de cortocircuitar las comunicaciones con la Policía y Guardia Civil, y que absolutamente todo pase por los Mossos. «En vez de sumar policialmente, restamos», se queja uno de los agentes consultados por este periódico.
Si los municipales actúan por libre y contactan con la Seguridad del Estado para trasladarle información de su competencia, se pueden encontrar con problemas serios a nivel interno. «Todo para los Mossos», esa es la consigna, aseguran. Pero esa consigna incluye también toda la información de aquellos delitos sobre los que únicamente tienen competencias las Fuerzas de Seguridad del Estado, como el terrorismo. Todos los datos sobre terrorismo deben ir dirigidos a los Mossos, con lo que supone de riesgo para el resto del Estado.
Cataluña es el principal foco de radicalismo islamista de toda Europa. Hay poblaciones con barrios completos donde el acceso policial es sumamente complicado. Y el control de las policías municipales, según estas fuentes, suele aportar muchos «pequeños detalles» a las pesquisas sobre los grupúsculos más radicales. La información estaba siendo canalizada siempre por la Policía, que cruzaba datos con otras policías europeas y, sobre todo, norteamericanas. Ahora, el riesgo de que estos detalles «se pierda» por el camino es muy preocupante, explican expertos antiterroristas.

Hacia una ‘policía de Estado’
Los servicios especiales de la seguridad del Estado también han detectado la fuerte inversión que están realizando en los últimos años los Mossos en material altamente sofisticado, dedicado al seguimiento y a escuchas. Este hecho ha sorprendido tanto en el seno del servicio de información de la Guardia Civil como en la Comisaría General de Información. Y lo interpretan como un intento de potenciar esa policía autonómica como si fuera una policía de Estado, con todos los medios más modernos a su alcance y sin tener dependencia de Policía o de Guardia civil.