La socialización de la memoria contra ETA

MIKEL UNZALU, CARLOS GOROSTIZA Y ALMA FERNÁNDEZ / Consejeros de EITB a propuesta del PSE-EE (PSOE), EL CORREO 27/09/13

· Cuando la directora de EiTB se negaba a aludir a ETA para «no dividir a la sociedad», quería sumarse a la cruzada de amnesia que pretende ocultar el infierno que supuso el terrorismo.

Hoy vivimos en una Euskadi en la que hay muchos que se empeñan en olvidar el horror que se ha vivido en las calles del País Vasco. Dicen que no hay que remover el pasado, que nos divide, que hay que mirar hacia adelante, que no hay que reabrir las heridas; pero el sufrimiento que ha provocado el terrorismo está ahí y muestra su rostro sin descanso. Es el rostro de Enrique Casas, Maite Torrano, Gregorio Ordóñez, Juan Mari Jáuregui, Jesús Mari Pedrosa, José Luis Caso, Pagaza, de Juan Manuel García, Fernando Múgica, Fernando Buesa, Eduardo Puelles y tantos otros que pesan en la conciencia de esta sociedad y sus instituciones que están obligadas a apelar a su recuerdo, pero sobre todo a reivindicar la verdad de ese sufrimiento.

Políticos, ertzainas, jueces, periodistas, cocineros, funcionarios, niños y niñas, mujeres y hombres. Todos estábamos en el objetivo de la furia criminal de ETA. Mataban a un ciudadano, para atemorizar al resto. Era la socialización del sufrimiento, la estrategia de ETA para eliminar a quien pensara y opinara distinto. Y esto ha afectado también a EITB.

En el mes de diciembre de 2008, ETA reventó la sede de EITB con una furgoneta bomba en pleno centro de Bilbao. Media hora antes de la explosión se desalojó el edificio y milagrosamente no hubo víctimas. Fue el atentado más grave sufrido por este medio. Sin embargo, la banda terrorista ha tenido a lo largo de su historia a directivos y trabajadores del ente en el punto de mira tanto en sus comunicados como en sus ‘zutabes’ –boletines internos–, e incluso ha enviado cartas amenazantes contra redactores de EiTB.

Cuando la directora del ente, Maite Iturbe, se negaba el pasado martes a aludir a ETA porque «no hay que dividir a la sociedad vasca», intentaba borrar ese pasado, quería enterrar la memoria del sufrimiento sumándose a la cruzada de la amnesia que pretende ocultar el infierno que supuso el terrorismo y olvidar a los familiares de las víctimas del terrorismo, que a veces solos en su dolor, otras reconfortados por amigos y compañeros, siempre han defendido el honor, la dignidad y la memoria de quienes fueron asesinados por ETA, esperando que su familiar asesinado fuese el último.

Que un consejero, y víctima de ETA, indignado con la directora del ente, llegue a replantearse su futuro en el consejo de administración, nos muestra que las heridas no están cerradas y que laten aún en el interior de las familias, de los amigos y compañeros que han sufrido la crudeza del terrorismo en su propia piel. Pero esas heridas deben ser compartidas a través de la socialización de la memoria democrática, porque sólo así lograremos tender esos puentes entre el pasado y el presente y construir el futuro de este país desde la convivencia.

No lo decimos nosotros, lo dicen nuestras propias leyes: las que hemos aprobado en el Parlamento vasco. Y a este respecto, conviene recordar lo que nos dice la Ley de Reconocimiento y Reparación a las víctimas del terrorismo: «..el derecho a la memoria tendrá como elemento esencial el significado político de las víctimas del terrorismo, que se concreta en la defensa de todo aquello que el terrorismo pretende eliminar para imponer su proyecto totalitario y excluyente: las libertades encarnadas en el Estado democrático de derecho y el derecho de la ciudadanía a una convivencia integradora».

Por eso, esta ley establece que «los poderes públicos promoverán el asentamiento de una memoria colectiva que contribuya a la convivencia en paz y libertad y a la deslegitimación total y radical de la violencia»; y que «el mantenimiento de la memoria y del significado político de las víctimas del terrorismo constituye (…) una herramienta esencial para la deslegitimación ética, social y política del terrorismo».

ETA ha supuesto la muerte, el vacío, el delirio, la locura y con la cobardía del silencio y el olvido prolongamos la impunidad de los crímenes y denigramos la memoria de las víctimas del terrorismo. Queremos una sociedad y unas instituciones decentes en las que impere el respeto al pasado, apelen a la convivencia democrática y estén asentadas firmemente en los cimientos de la memoria, para que el horror que tantas familias han padecido en Euskadi no se vuelva a repetir.

La paz no se logra sólo con la ausencia de violencia. Ni siquiera con la ausencia definitiva de la violencia. La paz se trabaja, la paz se construye, la paz se dialoga y la paz se comparte y en esa labor consideramos que EiTB es una pieza clave.

Deslegitimar la violencia, fomentar la convivencia y reivindicar la figura de las víctimas del terrorismo no sólo es un deber ético de EiTB, también es una de sus principales responsabilidades.

MIKEL UNZALU, CARLOS GOROSTIZA Y ALMA FERNÁNDEZ / Consejeros de EITB a propuesta del PSE-EE (PSOE), EL CORREO 27/09/13